¿Cuándo no hemos sentido miedo o preocupación en nuestra vida? Nuestras dudas existenciales son como una sombra que nos acompaña siempre y que tenemos que aprender a controlar, sin dejar que nos cubra por completo. En la vejez, debido a la vulnerabilidad física y emocional, esto puede resultar difícil. No obstante, existen métodos para frenarlos y utilizarlos en nuestro beneficio. Algo en lo que las residencias son expertas. Por eso, hoy en miResi te hablamos de cómo las residencias le hacen frente a los miedos en personas mayores.
¡Descubre cómo conseguir la tranquilidad de tu mayor!
Contenidos
1. Los miedos en personas mayores
El miedo es una emoción básica que sentimos todos ante algún tipo de peligro, se de éste en el presente o una proyección del futuro.
Desde pequeños nos enseñan la glorificación de la juventud e inculcan el miedo a la vejez. A una etapa tan natural y bonita se le adjudica un carácter negativo, en la que los miedos normales que pueden surgir se ven potenciados por las ideas preconcebidas sobre el dolor, la soledad, etc.
Por ello, su rasgo más distintivo es que es universal. Todos compartimos el miedo, por lo tanto, ¿por qué no usarlo como palanca para hacernos fuertes unos a otros y, especialmente, a los mayores?
2. ¿Por qué se producen los miedos en personas mayores?
Sentir miedo es algo que forma parte de la naturaleza humana. Un sentimiento que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, aunque adopte diferentes formas. No nos preocupan las mismas cosas cuando somos adolescentes que cuando estamos en una etapa más madura.
En la tercera edad somos más propensos a ver intensificada esta emoción. Muchos factores entran en juego, generando miedo la soledad, la aparición de enfermedades y complicaciones de salud o, incluso, el miedo a no sentirse autorrealizado.
Además, la pérdida, parcial o total, de su independencia, genera un miedo a no valerse por sí mismo y no ser capaz de vivir como antes. A esto se le suma el temor a suponer una carga para sus familiares.
El tipo de miedo o preocupación que sufra el mayor depende no solo de su personalidad, sino también de sus experiencias. Una vida que refleja determinados traumas o vivencias pueden fomentar el refuerzo de determinados miedos cuando llegamos a una edad más vulnerable.
El miedo es, en su origen, una respuesta de adaptación al entorno que nos ayuda a detectar y evitar peligros. Estos pueden ser tangibles o hasta abstractos, amenazas que no podemos ver. No obstante, si no es controlado, puede tomar el control de la vida del mayor y generar trastornos mentales como la depresión o la ansiedad. Según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), el trastorno de ansiedad es la enfermedad psiquiátrica más frecuente.
Por eso, es fundamental dedicar parte del cuidado al mayor a la escucha activa de sus inquietudes. De esta manera, podremos tranquilizarlo y proporcionarle herramientas para aminorar y, en el mejor de los casos, erradicarlo.
3. Residencias y miedos en personas mayores: dos polos opuestos
Si hay un sitio en el que van a saber empatizar con el mayor y encontrar la mejor solución a sus preocupaciones es una residencia de ancianos.
Las residencias de ancianos luchan a diario por mejorar la calidad de vida y el bienestar emocional de los residentes. Esto lo logran mediante excepcionales cuidados, servicios de atención y programas de ocio.
Una serie de prestaciones que, puestas en práctica conjuntamente, consiguen atacar a la vez los diferentes miedos que pueda sentir el mayor. Por lo tanto, son imprescindibles para mantener su buena salud mental y hacerle ver que su vida no ha terminado. Todo lo contrario, acaba de empezar una de las etapas más bonitas y con mayor libertad para retomar viejas pasiones, hobbies…
Está claro, además, el papel fundamental que juega todo el personal trabajador de la residencia, que desde el cariño consiguen alegrar el día de los residentes. Sin ellos nada de esto sería posible.
3.1. Servicio de Psicología
El servicio de psicología es una de las piedras angulares de las residencias de ancianos para combatir cualquier miedo. Su carácter personal e individual hace que el mayor se sienta valorado.
El psicólogo, un profesional experto en la salud mental, se sentará con el mayor, le escuchará y le planteará nuevas maneras de ver la situación que tanto le desasosiega. Todo esto a través de un ambiente de confianza y seguridad.
Nuestra mente parece a veces que tiene incluso su propia identidad, que se aferra a cualquier pensamiento y que no podemos controlar. Por eso, no basta con acudir al psicólogo una vez. Es necesario plantear una serie de sesiones que duren a lo largo del tiempo hasta que se vean los resultados en el estado de ánimo del mayor.
3.2. Terapia Ocupacional
El miedo a no sentirse autorrealizado está presente durante toda nuestra vida, pero es en la vejez cuando adquiere mayor fuerza. Podemos llegar a pensar que hemos perdido el tiempo o nos surgen dudas sobre si el camino que hemos tomado era el correcto.
Estos son unos pensamientos intrusivos que desvalorizan nuestra experiencia de vida y todo lo que hemos conseguido.
A través del amplio programa de actividades de terapia ocupacional, como los talleres de jardinería, pintura o juegos de mesa, pueden hacer aquello que más les gusta o descubrir nuevas habilidades. No hay mejores artistas que nuestros mayores, que han creado tanto con tan poco.
3.3. Socialización y nuevas amistades
La soledad es uno de los mayores miedos cuando envejecemos. Nuestras familias tienen su propia vida y no pueden acompañarnos siempre, amistades que desaparecen… Todo un contexto que puede llegar a generar depresión en el mayor y quitarle la felicidad de vivir.
A esto le tenemos que sumar que, cuando nos hacemos mayores, nos volvemos más retraídos, tímidos y pensamos que hacer amigos es cosa del pasado. Una percepción que, desde las residencia de ancianos, se cambia a través de talleres de convivencia, entre otras actividades. Surge, por lo tanto, la oportunidad de conocer nuevas personas con historias de vida muy interesantes y dispares a la vez.
Algo que llenará al mayor y le permitirá seguir enriqueciéndose y aprender junto a personas que se encuentran en la misma etapa que la suya. Una bonita manera, en definitiva, de crear una comunidad.
3.4. Cuidados médicos de calidad
Por último, el miedo a la enfermedad y el dolor se ve resuelto gracias a los cuidados médicos, que incluyen hasta atención farmacéutica y de enfermería. No solo disponen de los recursos necesarios para tratar dolencias menos graves, sino también enfermedades más graves como el Alzheimer, el Parkinson o el ictus.
El mayor estará en buenas manos y los síntomas tan temidos se ven paliados. Una manera muy directa de, indirectamente, tratar uno de los miedos más frecuentes en la tercera edad.
Pensamos, erróneamente, que una residencia es un centro destinado solo al cuidado de las dolencias físicas de los mayores. Es indispensable darle el mismo valor a la salud mental del mayor, ya que condiciona su felicidad. Algo que cubren mediante los servicios de psicología y el cariño de todos los trabajadores.
Si buscas una residencia de calidad para tu familiar y estás teniendo problemas para encontrarla, no dudes en contactarnos. En miResi trabajamos con las mejores residencias a nivel nacional. Nuestro equipo de asesoramiento familiar estará encantado de poder escucharte, estudiar tu situación de manera personalizada y ofrecerte la mejor solución que se ajuste a tus necesidades. 💚