La Alzheimer es compleja, de ahí que sea poco probable que algún fármaco u otra intervención resulte exitosa en todas las personas que padecen esta enfermedad. De todos modos, en los últimos años, los científicos han logrado grandes avances para comprender mejor el Alzheimer, así como para desarrollar y probar nuevos tratamientos, incluidos varios medicamentos cuyos ensayos clínicos están en etapas avanzadas.
El tratamiento de los síntomas de la enfermedad de Alzheimer puede brindar bienestar, dignidad e independencia a las personas con esta dolencia durante un período de tiempo más prolongado, y también puede alentar y ayudar a sus cuidadores. Existen unos medicamentos que tratan los síntomas de leves a moderados. Estos pueden ayudar a reducir o controlar algunos síntomas cognitivos y conductuales.
Esta realidad podría cambiar en un futuro cercano gracias a los grandes avances científicos en la comprensión de esta enfermedad neurodegenerativa. Actualmente, hay más de 100 medicamentos en investigación para el tratamiento del Alzheimer, y algunos de ellos han arrojado resultados esperanzadores. Es el caso de Lecanemab. Aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), este fármaco aborda la biología subyacente del Alzheimer y cambia el curso de la enfermedad en un 27% en aquellos pacientes que están en fases iniciales.
Además de los medicamentos, existen también terapias no farmacológicas complementarias, que pueden ayudar a paliar los síntomas y procurar una mejor calidad de vida. La estimulación cognitiva, la reminiscencia, o la musicoterapia son algunas de estas dinámicas. Todas ellas están conducidas por profesionales de diferentes disciplinas, como psicólogos, neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y neurologopedas.
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Beneficios de los tratamientos para el Alzheimer
Debemos matizar que ninguna de estas intervenciones, ni farmacológicas ni no farmacológicas, evitará la progresión de la enfermedad ni logrará recuperar las capacidades cognitivas que el paciente haya perdido. No obstante, sí pueden contribuir a ralentizar el deterioro cognitivo y funcional de su vida diaria.
Estos tratamientos pueden favorecer la calidad de vida los pacientes y ayudarlos a controlar las posibles alteraciones de la conducta y disminuir la ansiedad de sus cuidadores. Cabe reseñar los beneficios en estas áreas:
- Estimulación cognitiva. Dirigidas al mantenimiento del lenguaje y de la atención, así como al trabajo de las reminiscencias y la orientación hacia la realidad, estas intervenciones favorecer positivamente al paciente y a todo su entorno.
- Mantenimiento de la funcionalidad. Estas prácticas permiten entrenar a los enfermos mayores en las actividades de su vida diaria y trabajar la psicomotricidad.
- Técnicas de control o de disminución de alteraciones conductuales. Para ello, se puede trabajar con dinámicas como la musicoterapia, la estimulación sensorial o las terapias con animales.
¿Se puede prevenir el Alzheimer?
Todavía no se dispone de pruebas concluyentes que indiquen la existencia de un medicamento, nutriente específico o procedimiento cognitivo que pueda evitar el desarrollo del Alzheimer. Sin embargo, sí se pueden tomar medidas para prevenir factores de riesgo que puedan contribuir en su aparición.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), hasta un tercio de los casos de Alzheimer podrían prevenirse evitando una serie de factores de riesgo que lo causan.
La relación entre corazón y cerebro muestra que las enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial o la diabetes, pueden influir en el deterioro cognitivo. Es imprescindible, por tanto, adoptar:
- Un estilo de vida saludable basado en el ejercicio físico regular
- Una dieta sana y equilibrada
- Un estilo de vida activo
- Evitar tabaco y alcohol
- Mantener la mente activa
- Hábitos de sueño correctos
- Evitar golpes y lesiones en la cabeza
Tipos de medicamentos que se utilizan en el tratamiento para el Alzheimer
Los mayores con Alzheimer pueden tomar medicamentos para mitigar la enfermedad, el estado de ánimo y cambios de conducta, así como otras patologías de las que también padezcan. Poniendo el foco en la propia enfermedad del Alzheimer, se distinguen dos tipos de fármacos según la etapa de evolución en la que se encuentre el paciente:
- Inhibidores de la acetilcolinesterasa (fase de leve a grave)
- Memantina (fase de moderada a grave)
Inhibidores de la acetilcolinesterasa
De acuerdo con diversos estudios, los inhibidores de la acetilcolinesterasa pueden retrasar la degradación de la acetilcolina, un neurotransmisor que desempeña un papel importante en los procesos de memoria y aprendizaje. Estos medicamentos suelen recetarse en las etapas tempranas a moderadamente avanzadas del Alzheimer. Sus efectos permiten mejorar temporalmente algunas funciones cognitivas, como la memoria y la atención, y ayudan a controlar ciertos síntomas conductuales. Además, favorecen la autonomía de los pacientes en las actividades de la vida diaria.
Los fármacos que pertenecen a este grupo son el Donepizilo, la Galantamina y la Rivastigmina. Aunque los tres poseen un mecanismo de acción similar, su elección, realizada por un neurólogo, dependerá de las características individuales de cada mayor.
Memantina
La memantina normalmente no se suele prescribir hasta que la enfermedad se encuentra en etapas moderadas.
Se ha demostrado que este medicamento es eficaz en términos cognitivos, en el funcionamiento global y en el desempeño de las actividades diarias.
Fármacos para el control de algunas alteraciones conductuales
Durante la evolución de la enfermedad, el neurólogo puede considerar necesario recetar temporalmente medicamentos adicionales, además del tratamiento principal, para abordar alteraciones afectivas (depresión, ansiedad), conductuales (agresividad, alucinaciones o delirios) o problemas de sueño.
- Alteraciones afectivas. Cuando los síntomas predominantes son de tipo afectivo, pueden indicarse fármacos antidepresivos como Citalopram, la sertralina o la Trazodona.
- Alteraciones conductuales. Los antipsicóticos suelen ser los medicamentos de elección. Entre ellos, la quetiapina y la risperidona son ampliamente utilizadas. La dosis y duración del tratamiento dependerá de la gravedad de los síntomas.
- Problemas de sueño. Algunos medicamentos antidepresivos e inhibidores de la colinesterasa pueden paliar los síntomas cognitivos y de comportamiento en mayores con Alzheimer, pero también causan insomnio. La melatonina puede ayudar a mejorar el sueño en estos pacientes.
Resulta esencial que sea el médico especialista quien realice una evaluación minuciosa de cada caso, considerando detenidamente los diferentes factores relevantes, y determine el medicamento más apropiado para el paciente.
Fuentes:
