Residencias

¿Cómo saber si un mayor debe ingresar en una residencia?

Decidir si un familiar mayor necesita ingresar a una residencia no es una tarea fácil. Se mezclan muchas emociones y razones de peso que pueden dificultar o retrasar la toma de esta importante decisión. Por ello, es fundamental conocer cuales son las señales de que ha llegado el momento de plantearse el ingreso de una persona mayor en una residencia.

Cuando un familiar mayor llega a cierta etapa de la vida, es normal que la familia, que hasta ahora se ha encargado de su cuidado, se pregunte sobre si necesita otro tipo de atención para garantizar su bienestar. En muchas ocasiones, aún es viable que nuestro mayor se quede en casa con un servicio de cuidado a domicilio pero en otras, la situación hace que no sea la mejor opción mantenerle en el hogar. 

En muchos casos, el estado de salud física y mental de la persona mayor muestra claramente que la opción más adecuada para recibir el cuidado necesario es una residencia, de allí que lo que se necesita es elegir cuál es la más conveniente. Sin embargo, en muchos otros casos, la familia aún debe analizar si ha llegado el momento de considerar el ingreso a una residencia.

1. Señales que indican que un mayor puede necesitar una residencia

Cuando una persona mayor tiene un alto grado de dependencia, la situación es más clara para la familia, pero ¿qué sucede cuando aun existe cierta autonomía? ¿Cómo reconocer si nuestro familiar necesita un cuidado más profesional? Estas son las principales razones que pueden indicarle a la familia que ha llegado el momento de considerar el ingreso a una residencia.

1.1. Tienen grandes dificultades para cuidar de sí mismos

El que a una persona mayor le sea cada vez más difícil cuidar de sí misma es una de las principales señales de que podría necesitar una residencia. Por ejemplo, cuando nuestro ser querido: 

  • Necesita ayuda para llevar a cabo la gran mayoría de las actividades cotidianas, como lo son comer por sí mismo, ir al baño, ducharse, levantarse o acostarse en la cama o caminar. Muestran grandes dificultades de movilidad.
  • Se olvida fácilmente de comer, bañarse o cualquier otra actividad que pueda considerarse importante. 
  • Aumentan la confusión, la pérdida de memoria y los olvidos de todo tipo aunque estén en entornos familiares. 
  • No perciben el peligro y sin darse cuenta se exponen a situaciones de riesgo debido a la merma de sus capacidades cognitivas. 
  • Aumenta el tiempo que pasan en la cama (o incluso les cuesta mucho abandonarla durante el día).
Grupo de mayores durante ingreso en residencia de mayores Grupo de mayores compartiendo en una mesa durante ingreso en residencia de mayores
Al ingresar en una residencia de mayores se pueden realizar numerosas actividades adaptadas a sus necesidades

1.2. Los familiares-cuidadores muestra signos de gran agotamiento

Las responsabilidades de cuidar de un familiar mayor van aumentando con el tiempo y es normal que esta exigencia diaria provoque en aquellos familiares que le cuidan, un gran agotamiento físico y mental.  

A ello se suma el que a medida que se incrementan los problemas cognitivos o de movilidad, es necesario tener un conocimiento experto para ayudar a la persona mayor a mantener su salud y bienestar. Exigencias que además de aumentar el cansancio de los cuidadores, les ponen a prueba tanto mental como físicamente. Saber cómo movilizar a otro adulto o cómo tratar el deterioro cognitivo no es tarea sencilla.

Este agotamiento también provoca en los cuidadores sentimientos de culpa, falta de energía e incluso depresión por estrés. Lo que a su vez repercute en el adecuado cuidado de la persona mayor. 

1.3. Necesita cuidados profesionales

Cuando el grado de dependencia va en aumento, y no se tienen los conocimientos y ayudas técnicas o capacidad para poder atender a un familiar mayor en casa, garantizando su bienestar físico y mental, es importante considerar el ingreso a una residencia.  En muchos casos, es la opción más conveniente para tener la atención que necesitan.

1.4. La familia vive lejos

Muchos adultos mayores han vivido hasta ahora de forma independiente aunque sus hijos y otros familiares no vivan cerca. Puede que incluso la familia se haya organizado para asistirle en casa durante determinados periodos de tiempo y ahora las condiciones de vida hayan cambiado, tanto por el deterioro de la salud del adulto mayor como de las responsabilidades de sus familiares. 

Cuando ese es el caso, se debe analizar si la mejor opción es contar con cuidado a domicilio o ingresar a nuestro ser querido en una residencia más cercana al domicilio de su familia para poder brindarle una mejor atención y visitas más frecuentes.

1.5. Necesita más oportunidades de socializar

Satisfacer la necesidad de socialización de los seres humanos es parte fundamental del bienestar emocional y cuando las personas se hacen mayores, si se agravan sus problemas de salud y movilidad, el aislamiento comienza a ser una constante. Aunado a las razones anteriores, el ingreso a una residencia puede permitirles un contacto constante que les permita una mayor socialización. 

Además, tiene mayores probabilidades de participar en actividades adaptadas a sus necesidades en constante compañía y de compartir experiencias con otros residentes.

En una residencia los mayores son atendidos por profesionales que velan por su salud

1.6. La otras alternativas no son viables 

Aun cuando las emociones juegan un rol fundamental al tomar la decisión de ingresar en una residencia a un familiar mayor, lo más importante es tener claro que la razón principal es que nuestro ser querido cuente con una atención adecuada a sus necesidades.

Si el grado de dependencia de la persona mayor hace inviable que se encarguen sus familiares o tenga cuidado a domicilio, hay que considerar que una residencia para personas mayores es la opción con la que tendrá mejor calidad de vida.

2. El proceso de elección de la residencia 

Tomar la decisión de que el mayor ingrese en una residencia es un proceso que a muchas familias les lleva tiempo. Pero se trata de una alternativa gracias a la cual se podrá velar por su bienestar con los medios y especialistas necesarios para que pueda preservar su salud y autonomía, respetando las necesidades de cada caso. 

Llega entonces la etapa de escoger cuál será la residencia. Las alternativas son numerosas y cada una tiene sus características (servicios, precios, instalaciones, condiciones, etc.), por ello es importante analizar cuáles son las necesidades del mayor y la familia antes de tomar la decisión. De esta forma, se tendrá la seguridad y tranquilidad de que se ha tomado la mejor decisión para preservar el bienestar y calidad de vida del mayor.

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Paloma Cayón
Licenciada en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha ocupado el cargo de Directora de varias residencias de mayores en Madrid durante más de una década. Es psicóloga formadora con más de 10 años en Layos Camp y actualmente también ocupa la Dirección de Atención a las Familias en miResi.es
Sobre el autor

Licenciada en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. Ha ocupado el cargo de Directora de varias residencias de mayores en Madrid durante más de una década. Es psicóloga formadora con más de 10 años en Layos Camp y actualmente también ocupa la Dirección de Atención a las Familias en miResi.es
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