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Conoce las falsas creencias sobre la artrosis

Las creencias populares no siempre son acertadas, algo que también se cumple cuando se trata del ámbito sanitario. En este artículo revisamos siete afirmaciones en torno a la artrosis que, o son incorrectas, o es necesario matizarlas:

1. La artrosis es un ´desgaste articular por uso´

La artrosis no está causada por el uso de la articulación con el tiempo, sino que es una enfermedad que afecta a las articulaciones móviles donde el estrés celular y degradación de la matriz extracelular del cartílago activan respuestas de reparación mal adaptadas. Es decir, la artrosis es una enfermedad de la articulación donde se produce una remodelación anormal de los tejidos articulares.

Una vez se inicia, se producen primero alteraciones moleculares, a la que siguen alteraciones anatómicas y/o fisiológicas como la degradación del cartílago, remodelado óseo, formación de osteofitos, inflamación articular y pérdida de la función articular normal. También puede haber cambios en los músculos periarticulares, nervios y bursas.

2. La artrosis es propia de las personas mayores

Es cierto que la artrosis es más prevalente a medida que se envejece, pero también afecta a personas a partir de 40 años, incluso más jóvenes, fundamentalmente en caso de lesiones articulares en edades tempranas. Hasta el 50% de los adultos jóvenes desarrollarán artrosis en los 15 años siguientes a una lesión articular, por lo que considerar a la artrosis una enfermedad solo de personas ancianas no es correcto.

falsas creencias sobre la artrosis

3. Al no ser mortal la artrosis no tiene importancia para los servicios sanitarios

La artrosis es la enfermedad reumatológica más frecuente y ocupa un lugar destacado entre las causas mundiales de discapacidad y dolor crónico. Es responsable de importantes costes sanitarios y sociales, tanto directos como como indirectos por las consecuencias del deterioro en la productividad laboral y la jubilación anticipada.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que para el año 2050, 130 millones de personas sufrirán artrosis en todo el mundo y 40 millones estarán gravemente discapacitadas, lo que refleja el enorme impacto socioeconómico de la artrosis.

En la población europea, la artrosis es la primera causa de dolor crónico. En España es una las enfermedades más prevalentes, afecta en torno a cinco millones de españoles (aproximadamente el 10% de la población). Según el estudio EPISER 2016 la prevalencia global de artrosis en la población ≥ 40 años es del 29,35%, y su prevalencia aumenta en personas de mayor franja de edad.  

Además, la artrosis consume una enorme cantidad de recursos sanitarios. Es responsable de hasta el 5-7% de las consultas de Atención Primaria (AP) y es una causa frecuente de discapacidad, incapacidad temporal o permanente. Supone además un elevado coste económico derivado de los importantes costes médicos (consultas médicas, pruebas complementarias, fármacos, ingresos hospitalarios), así como costes de ayuda a domicilio y costes indirectos de pérdida de productividad.

4. La artrosis sólo se diagnostica según los resultados de una prueba radiográfica

No en todos los casos existe una relación directa entre los síntomas de la artrosis, incluido el dolor y los cambios estructurales de la articulación que se observan en las radiografías o las resonancias. En muchos casos hay una discordancia entre la aparición de signos radiológicos y la presencia de síntomas, por lo que algunas personas pueden mostrar cambios articulares, pero apenas experimentar dolor, o viceversa, mostrar pocos cambios estructurales y padecer mucho dolor. Se estima que alrededor de la mitad de la población adulta de más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla, pero no todos ellos manifestarán síntomas, por tanto el diagnóstico de la artrosis no es solo radiológico sino también clínico.

Las pruebas por imagen o exploraciones complementarias serán necesarias cuando el médico lo considere necesario.

5. Cuanto más use la articulación más se desgastará, así que mejor estar quieto

La evidencia ha demostrado que el movimiento y el ejercicio son la mejor defensa contra la artrosis, actúan como “lubricante” de las articulaciones y ayudan a mantenerlas sanas más tiempo Las articulaciones que no se mueven se vuelvan más rígidas y los músculos se debilitan. Es necesario que el paciente integre la actividad física en sus actividades cotidianas: caminar, hacer bicicleta, nadar, actividades acuáticas como aquagym u otras actividades físicas adaptadas al gusto y características del paciente (Yoga, Pilates o Taichí). Estas actividades deben ir complementadas con ejercicios específicos de movilidad articular y fortalecimiento muscular de las regiones afectadas.

dolor de rodilla - artrosis

No debemos evitar que el ser humano está diseñado físicamente para moverse, no para mantener posturas rígidas en el tiempo, y que personas que han sido sedentarias la mayor parte de su vida muestran más síntomas de artrosis que personas que han sido más activas.

6. Cuánto más dolor haya, más daño en la articulación

El dolor es una experiencia compleja y no está directamente relacionada con los cambios estructurales de la articulación. Más dolor no significa más cambios estructurales en la articulación, de hecho, menos del 50 % de las personas afectadas de artrosis presentan síntomas.El dolor está influenciado por las creencias, las emociones, el estado de ánimo, la ansiedad, el nivel de estrés, la falta de sueño, la fatiga, el nivel de actividad y otros muchos factores. En los casos de dolor crónico, es decir, de más de tres meses de duración, la educación en neurobiología del dolor y el afrontamiento activo han demostrado ser pilares básicos para la recuperación del paciente.

7. La artrosis es progresiva y el paciente no tiene nada que hacer

Las guías actuales recomiendan que el paciente sea activo en el manejo de la artrosis, poniendo el énfasis en la educación sobre la enfermedad y programas de ejercicios estructurados de fortalecimiento y entrenamiento cardiovascular, de equilibrio o neuromusculares. 

Por tanto, es fundamental que la persona se mantenga activa, realice ejercicio físico, pierda peso (fundamentalmente en la artrosis de rodilla), emplee calzado adecuado, o use medidas de apoyo como bastones, muletas o pequeños dispositivos en el hogar. Todas estas medidas no farmacológicas son la base del tratamiento y lo más importante para ayudará a que el paciente controle sus síntomas y mejore la función.

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Sara Rubio Ibarzo
Fisioterapeuta funcionaria la Agencia Navarra para la Dependencia. Departamento de Asuntos Sociales del Gobierno de Navarra. Desde el 2004 hasta la actualidad. Profesora asociada en la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud, Universidad de Zaragoza (2001- 2004). Diplomada Universitaria en Fisioterapia y en Terapia Ocupacional por la Universidad de Zaragoza. Anteriormente ha sido Terapeuta Ocupacional en el Servicio de Estancias Diurnas del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (I.A.S.S) y Fisioterapeuta en el Servicio de Rehabilitación del Clínico Universitario. Zaragoza.
Sobre el autor

Fisioterapeuta funcionaria la Agencia Navarra para la Dependencia. Departamento de Asuntos Sociales del Gobierno de Navarra. Desde el 2004 hasta la actualidad. Profesora asociada en la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud, Universidad de Zaragoza (2001- 2004). Diplomada Universitaria en Fisioterapia y en Terapia Ocupacional por la Universidad de Zaragoza. Anteriormente ha sido Terapeuta Ocupacional en el Servicio de Estancias Diurnas del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (I.A.S.S) y Fisioterapeuta en el Servicio de Rehabilitación del Clínico Universitario. Zaragoza.
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