Es normal que la salud física y mental de las personas mayores se resienta debido al proceso natural de envejecimiento a lo que se suman numerosas patologías degenerativas también más frecuentes en la tercera edad. Todo ello hace que las actividades del día a día se vuelvan más complicadas para los mayores y comiencen a necesitar ayuda externa. Este aumento de la dependencia así como otras circunstancias puede llevar a la familia a plantearse si ha llegado el momento de que el mayor ingrese en una residencia, un cambio que no es fácil de asumir. Por ello es normal preguntarse, ¿cómo convencer a un mayor de que necesita una residencia?
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Principales signos de necesidad de una residencia
Cuando una persona mayor comienza a dar signos de que no puede valerse por sí misma y tareas como hacer la compra, limpiar, cocinar o ir al banco, se convierten en una misión imposible y no existe la posibilidad de ofrecer el apoyo necesario a nuestro familiar, puede que haya llegado el momento de considerar que las residencias de mayores pueden ser la mejor alternativa. Sin embargo, no siempre es fácil distinguir cuándo ha llegado el momento. Por ello, antes de plantearse el cambio, es importante considerar cuáles son los principales signos y síntomas que podrían estar indicando que ha llegado la hora de contar con ayuda profesional en otro ambiente.
Los principales signos de que el mayor podría necesitar una residencia de son:
- Problemas de memoria: Es normal que con el tiempo, nuestras funciones cognitivas comiencen a fallar, pero cuando los problemas de memoria son constantes e importantes, se recomienda buscar asistencia profesional para determinar si se trata de alguna enfermedad degenerativa como el Alzheimer y poder así determinar la gravedad del problema y la necesidad de ayuda.
- Bajo estado de ánimo: En esta etapa de la vida, son numerosos los factores que suelen afectar el estado de ánimo del mayor. Es probable que muchos amigos ya no estén, que los familiares más jóvenes se encuentren inmersos en sus actividades y que tanto el deterioro físico como emocional, así como la creciente falta de autonomía hagan mella en las emociones del mayor. Por ello es fundamental observar si como se encuentran los mayores, pues la soledad no deseada y las enfermedades pueden incluso afectarles hasta convertirse en depresión.
- Aislamiento social: Cuando la vida social comienza a disminuir porque los amigos se van y porque el deterioro físico y cognitivo comienza a afectar al mayor, muchos se aíslan socialmente. Y mientras menos contacto terminan teniendo con otras personas, menos se busca, lo que a su vez termina agravando otros problemas.
- Bajada drásticas de peso: Las bajadas de peso repentinas y notorias pueden ser un síntoma de problemas más graves. Es normal que la masa muscular disminuya pero si el cambio es drástico, puede ser indicio de distintas enfermedades.
- La pérdida progresiva de capacidades físicas: Cuando el deterioro físico se acentúa se pierde la autonomía y si bien es normal que este se uno de los síndromes geriátricos más comunes, también es necesario reconocer cuando esta situación se puede deber a enfermedades degenerativas y si requiere de un atención especializada.
- Descuido del cuidado personal: Cuando el mayor comienza a dejar de prestar atención a su cuidado personal, especialmente a la higiene básica, es necesario prestarle apoyo y hacer seguimiento, pues además puede ser síntoma de otros problemas de mayor gravedad como el Alzheimer y otras demencias.
- Compartir y observar el comportamiento de nuestro familiar nos permitirá tener una mejor idea sobre la necesidad de apoyo y cuidado externo. Puede que se trate de ayuda a domicilio, un centro de día o de una residencia, pero sin duda lo importante es estar seguro de que el mayor está recibiendo la atención y apoyo que necesitan para garantizar su bienestar.
Si detectas una de estas señales en tu mayor, es posible que necesite una residencia de ancianos. En ellas no sólo se cuida la salud del mayor. También se estimulan sus capacidades mentales, motrices y sociales. El siguiente paso será convencer a un mayor de que necesita una residencia.
Proceso para convencer a un mayor de que necesita una residencia
Una vez que se tiene claro que nuestro familiar podrá contar con la ayuda que necesita en una residencia, viene la complicada tarea de convencer al mayor de cambiar de hogar. Tal y como reflejan datos del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO), cuando llegamos a la tercera edad, en líneas generales, nos cuesta mucho este tipo de cambios. La idea de dejar el hogar al que estamos acostumbrados puede resultar aterrador. Por ello, convencer a un mayor de que necesita una residencia requiere de un proceso de asimilación.
Los paso más lógicos a la hora de convencer a nuestro familiar de que necesita una residencia son:
- Hacer ver al mayor que ya no puede cuidarse a sí mismo como necesita.
- Mostrarle todas las ventajas que una residencia puede ofrecerle para mejorar su calidad de vida.
- Establecer de forma conjunta aquellos requisitos esenciales que el mayor considera debe tener la residencia en la que va a vivir .
- Buscar juntos las residencias, hacerle partícipe del proceso.
- Elegir la mejor opción para las necesidades familiares.
Asegurarse de que el mayor se encuentra satisfecho –en la medida de lo posible– con la decisión tomada.
¿Cómo buscar una residencia de mayores?
Encontrar una residencia ideal para nuestro familiar no es una tarea sencilla. Existen muchas opciones, cada una con sus características; ubicación, servicios, instalaciones, precio, todo puede afectar la decisión. Por ello es importante tomar una decisión informada y si es posible contar con asesoría mucho mejor.
Además, es importante explicar a nuestro familiar que no existe una obligación de quedarse en una residencia una vez que se ha ingresado. Por el contrario, se puede incluso probar con estancias temporales en diferentes residencias, antes de tomar una decisión. De hecho, los centros residenciales no exigen una estancia mínima, por lo que se puede probar durante un fin de semana o durante unas vacaciones de la familia y así el mayor podrá decidirse por aquella que más le guste y sea la adecuada para garantizar su bienestar.
Pasar a vivir en una residencia puede ser un gran cambio para el mayor y la familia, por lo que es importante entender que se trata de un proceso que aunque necesario, requiere de un tiempo de adaptación para todas las partes. En estos casos la paciencia y la comprensión serán las grandes aliadas de toda la familia.
Fuente
Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO): https://www.imserso.es/InterPresent2/groups/imserso/documents/binario/11005partsocialmay.pdf