El ictus o accidente cerebrovascular (ACV) es una de las grandes dolencias que pueden afectar a los mayores. Cuando se sufre un ictus, las secuelas pueden alterar de forma grave las funciones cerebrales y por ende físicas, provocando un significativo grado de dependencia. Por ello es importante, cuando sea posible, detectar los síntomas del ictus, especialmente porque estos accidentes circulatorios tienen mejor pronóstico cuanto antes se atiendan.
Tal como señala la Clínica de la Universidad de Navarra, el ictus es una de las causas más importantes de incapacidad permanente en los adultos, y más aún si son mayores, pues la edad es uno de los grandes factores de riesgo. De allí que sea fundamental prestar atención al mayor y a su salud, para detectar los síntomas de un posible ictus, así como para tomar las medidas necesarias de prevención.
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¿Qué es un ictus o accidente cerebrovascular?
Los ictus o accidentes cerebrovasculares ocurren cuando alguna de las arterias que irrigan al cerebro, queda obstruida o se rompe. Este accidente circulatorio suele producir la muerte de una parte del tejido cerebral, debido a la falta de irrigación sanguínea.
Tipos de ictus
Existen dos tipos de ictus:
Ictus Isquémico o infarto cerebral
Este tipo de accidentes cerebrovasculares es el más común. Se produce cuando una arteria cerebral es obstruida por un trombo o coágulo de sangre. Esta obstrucción interrumpe o limita de forma significativa la cantidad de oxígeno que llega al cerebro a través de la sangre, ocasionando la muerte de las áreas del tejido cerebral afectado. Los ictus isquémicos pueden ser de dos tipos, embólico o trombótico.
Ictus Hemorrágico o hemorragia cerebral
Es el accidente cerebrovascular menos frecuente Ocurre cuando una arteria se rompe y la sangre se derrama en el cerebro. Al dejar de circular la sangre en la zona afectada, también se detiene la oxigenación, provocando la muerte de las células nerviosas del área.
Factores de riesgo de sufrir un ictus en ancianos
El riesgo de sufrir un ictus aumenta debido a distintos factores asociados a la enfermedad y que son más comunes en personas de la tercera edad. Entre los principales factores que aumentan las probabilidades de sufrir un ictus en mayores se encuentran:
- Edad avanzada
- Tabaquismo
- Diabetes
- Sedentarismo o falta de actividad física
- Alimentación poco saludable
- Enfermedades Cerebro-vasculares
- Altos niveles de colesterol
- Obesidad
- Consumo de alcohol u otro tipo de drogas
- Ser hombre
- Algunas poblaciones específicas (sudamericanos y/o afroamericanos)
- Enfermedad cardíaca
- Aterosclerosis
- Antecedentes familiares de ictus.
Síntomas y señales de ictus
Si bien no siempre se presentan síntomas o signos de alarma antes de que se produzca o se esté produciendo el ictus, cuando aparecen es realmente importante tomarlos en serio y buscar ayuda médica cuanto antes.
Los síntomas del ictus en mayores más comunes son:
- Pérdida de sensibilidad o entumecimiento repentino en cara, brazo o pierna de un lado del cuerpo.
- Debilidad repentina en uno de los lados del cuerpo
- Pérdida de sensibilidad de manera brusca en o debilidad en brazo, cuerpo o cara
- Dificultad en el habla o entendimiento.
- Problemas con la visión total o parcialmente. Usualmente en un solo ojo.
- Mareos, pérdida de estabilidad y coordinación.
- Dificultad para andar.
- Dolores de cabeza repentinos y sin causa aparente.
Secuelas del Ictus
Según diversos estudios, alrededor de un 30% de los pacientes que sufren un Ictus, mantienen parálisis, problemas de equilibrio, trastornos del habla, bien para comprender o para emitir palabras y problemas cognitivos. Alrededor del 60% de las personas que lo padecen son dependientes. Esta enfermedad puede provocar severas consecuencias.
Reconocer síntomas del ictus para evitar las mayores secuelas
Si bien es cierto que los ACV pueden producirse a cualquier edad, cuando se tiene más de 65 años, las probabilidades son mayores de sufrir estos accidentes cerebrovasculares.
Si se conocen y detectan los síntomas, se puede actuar con mayor rapidez, para evitar las secuelas. El ictus puede tener secuelas de distintas proporciones en los mayores, desde pequeños déficits a grandes problemas neurológicos, entre los que destacan la pérdida de capacidades motrices, del lenguaje, de la visión, audición y de capacidades cognitivas.
Es fundamental una detección temprana y un tratamiento precoz de esta enfermedad, para reducir al máximo las secuelas, así como la aparición de posibles complicaciones. Cuanto antes se aplique el tratamiento, mejor se aprovechará la neuroplasticidad del cerebro para facilitar la recuperación de las funciones cerebrales afectadas. Cada hora cuenta. De allí la importancia de buscar ayuda profesional cuanto antes.