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Tratamientos para la depresión en los adultos mayores

La depresión en los adultos mayores (y a cualquier edad) es un tema que ha cobrado importancia a raíz del –cada vez mayor– reconocimiento del rol que juega la salud mental en nuestras vidas. La depresión es el trastorno afectivo más frecuente en el anciano y una de las principales consultas médicas, aun cuando su presencia puede pasar desapercibida. Es importante tener en cuenta que el ánimo triste no forma parte del envejecimiento normal. Se suele asociar la tercera edad con la depresión porque se comparten algunos síntomas con otras dolencias propias de esta etapa, como pueden ser los sentimientos de soledad, tristeza o apatía. Reconocer y ofrecer tratamientos para la depresión en los adultos mayores es fundamental para garantizar su bienestar y calidad de vida.

¿Qué es la depresión?

La depresión es una enfermedad mental común que puede sufrir cualquier ser humano, pero que en el caso de los adultos mayores, suele ser más frecuente que en otros grupos de edad. De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un 5,7% de los adultos de más de 60 años padecen de depresión, siendo las mujeres más propensas a sufrirla que los hombres.

Según el DSM-V la depresión es un trastorno del estado de ánimo en el que la persona manifiesta sentimientos de tristeza, disminución importante del interés o el placer por actividades que anteriormente le eran agradables, pérdida considerable de peso sin hacer dieta o aumento del mismo, insomnio o hipersomnia casi todos los días,  agitación o enlentecimiento, fatiga o pérdida de energía, sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva, dificultades para pensar o concentrarse, pensamientos de muerte recurrentes e ideas suicidas recurrentes. Para considerarse depresión, los síntomas anteriormente descritos tienen que estar presentes todos los días, casi todo el día, al menos durante dos semanas y suele afectar a todos los ámbitos de la vida, así como las relaciones sociales de quien lo padece. 

Síntomas de la depresión en ancianos: tristeza
La sensación de tristeza del adulto mayor es preocupante cuando se alarga en el tiempo

Tipos de depresión en los adultos mayores

La depresión puede manifestarse de distintas formas, no todas de la misma magnitud o características, por ello es necesario buscar ayuda profesional para diferenciarlas y poder así brindar el tratamiento adecuado a quien la sufre. Entre los tipos más comunes de depresión en los adultos mayores se encuentran: 

  • Depresión mayor. Se caracteriza por la aparición de sentimientos negativos y de tristeza. Afecta a la rutina de actividades de la vida diaria del adulto mayor como comer, descansar, concentrarse o disfrutar. Puede llegar a ser de tal magnitud que quien la sufre queda paralizado físicamente o  incluso rechaza cualquier tipo de alimento o bebida.
  • Trastorno depresivo persistente (Distimia). Se trata de un trastorno depresivo continuo y crónico, pero más leve que el anterior.Sus síntomas suelen durar al menos dos años. La persona que la sufre muestra muy baja autoestima, gran desaliento y un negativismo constante. Las actividades que antes le eran placenteras, ya no le motivan. 
  • Depresión menor: Los síntomas de este tipo de depresión tienen una menor intensidad y duración que los síntomas de la depresión mayor y la distimia.
  • Depresión de inicio tardío o depresión vascular. Cuando la depresión se manifiesta por primera vez durante la tercera edad, se le conoce como depresión de inicio tardío o depresión vascular en donde se presume que puede aparecer por lesiones cerebro vasculares.

Síntomas de la depresión en ancianos

La depresión en el adulto mayor puede ser difícil de detectar para quienes le rodean pues en muchas ocasiones se llegan a confundir sus síntomas con los de otras dolencias como pueden ser las distintas demencias o el esperado deterioro cognitivo que suele aparecer con la edad.

Entre los síntomas más frecuentes a tomar en consideración destacan los siguientes: 

  • Tristeza o ansiedad
  • Vacío e insatisfacción
  • Sentimiento de culpa, falta de autoestima e impotencia
  • Negativismo o desaliento
  • Hiperactividad, susceptibilidad o mal humor
  • Trastornos de conducta 
  • Aislamiento social
  • Pérdida de interés en las actividades que antes disfrutaba (anhedonia)
  • Problemas de sueño (insomnio y/o hipersomnia)
  • Cansancio excesivo
  • Alteraciones en el apetito o en el peso
  • Dolor de cabeza o calambres
  • Hipocondría (como el síndrome de Cotard)
  • Dificultad de concentración, leves pérdidas de memoria o incapacidad para tomar decisiones
  • Presencia de ideas sobre la muerte o intentos de suicidio en los casos más graves de depresión en ancianos.

Además de tener en cuenta la duración de los signos y síntomas mencionados, la consulta con un profesional es vital para detectar si se trata de depresión o de alguna otra dolencia. 

Causas de la depresión en ancianos: fallecimiento de seres queridos
La pérdida de un ser querido puede dañar gravemente la salud mental de nuestro mayor

Diagnóstico de la depresión en ancianos

El diagnóstico de la depresión debe ser realizado por un especialista de la salud, ya sea el médico de cabecera o el geriatra, para descartar otros problemas de salud física. En esta revisión, el médico estudiará la historia clínica del paciente y su curso evolutivo, analizará sus síntomas a través del cuadro clínico y realizará exploraciones físicas y pruebas como el análisis de sangre o de orina.

Una vez realizada la exploración clínica e identificados los síntomas depresivos, se podrá iniciar el tratamiento correspondiente para combatir la depresión. 

Tratamiento de la depresión en ancianos

En el caso de los adultos mayores, el tratamiento suele apoyarse en varios aspectos, como puede ser el farmacológico, la psicoterapia y distintas terapias y medidas no farmacológicas, sin bien no existe un consenso universal acerca todas ellas. En todo caso, los tratamientos y medidas utilizadas con mayor frecuencia son: 

Psicoterapia

A través de las sesiones con el psicólogo o psiquiatra el paciente mayor aprenderá una serie de herramientas que le ayuden a combatir los pensamientos, emociones y sentimientos negativos que le estén afectando.

Tratamiento farmacológico 

El uso de medicación también suele ser parte de los tratamientos para la depresión en el adulto mayor. El médico podrá recetar antidepresivos cuando lo considere necesario con el objeto de mejorar el equilibrio de los neurotransmisores que se vean afectados en estos casos como por ejemplo la serotonina. Así mismo, pueden ser recetados otros fármacos, como ansiolíticos y relajantes.

Es importante que se siga de forma estricta la toma de la medicación según las indicaciones y que no se suspenda la misma, sin previa consulta con el especialista.

Tratamiento de la depresión en ancianos: practicar deporte
Ejercitar el cuerpo es una excelente forma de proteger la mente

Medidas adicionales 

Como parte del tratamiento, los especialistas también suelen recomendar tomar otras medidas que contribuyen a mejorar el estado de ánimo de manera significativa, especialmente si se realizan de forma conjunta con las anteriores. Entre estas están:  

  • Mantener un régimen sano de alimentación
  • Practicar actividad física de forma regular y adaptada a las condiciones del mayor
  • Vigilar la higiene del sueño 
  • Evitar la autoexigencia
  • Gestionar adecuadamente las emociones, como por ejemplo compartiéndolas con los demás.
  • Retomar las actividades placenteras, lúdicas o de ocio que se han dejado de hacer y siempre han gustado, así como probar a realizar otras nuevas actividades.

Es muy importante buscar ayuda profesional que permita confirmar la existencia o no de depresión, con el objetivo de ofrecer al mayor, el tratamiento necesario que garantice su bienestar y calidad de vida.

Fuentes:

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Sergio González Franco
Soy Psicólogo General Sanitario (nº de colegiado P-01543) con maestría en Gerontología por la Universidad de Salamanca y especialista en Neuropsicología. Asimismo, me he formado en intervención en trauma (EMDR) y en intervenciones sistémicas, entre otras formaciones. Actualmente soy Director de proyectos de formación en el Ayuntamiento de Puerto del Rosario, en Las Palmas.
Sobre el autor

Soy Psicólogo General Sanitario (nº de colegiado P-01543) con maestría en Gerontología por la Universidad de Salamanca y especialista en Neuropsicología. Asimismo, me he formado en intervención en trauma (EMDR) y en intervenciones sistémicas, entre otras formaciones. Actualmente soy Director de proyectos de formación en el Ayuntamiento de Puerto del Rosario, en Las Palmas.
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