Las terapias no farmacológicas para tratar el Parkinson son de vital importancia para los pacientes diagnosticados con esta enfermedad. Cada vez son más las investigaciones que apuntan a un abordaje integral, como la mejor opción para hacer frente a esta patología.
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Terapias no farmacológicas para tratar el Parkinson
Entre las distintas especialidades que son parte de las terapias no farmacológicas para tratar el Parkinson, destacan la Fisioterapia, la Logopedia, la Terapia Ocupacional, la psicología, la urología, la endocrinología y nutrición, así como la terapia ocupacional y el trabajo social.
Cada una de estas especialidades contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson, de la siguiente manera:
Fisioterapia
Con la fisioterapia se ayuda a rehabilitar la marcha, facilitar los cambios posturales y mantener la amplitud de movimiento así como la elasticidad muscular. También contribuye a disminuir otras posibles molestias físicas que son producto de otros síntomas de la enfermedad.
Logopedia
la logopedia nos ayuda a mantener una buena función de los músculos oro faríngeos para que el lenguaje no se vea afectado o mejore y para mejorar la deglución y la respiración.
Terapia Ocupacional
Al acudir a la terapia ocupacional, se busca que la persona que sufre de Parkinson, mejore la amplitud de sus movimientos, y se prevengan las limitaciones articulares. Así mismo, se trabaja para mantener y/o mejorar la coordinación motriz, se entrena para realizar de forma efectiva las actividades básicas de la vida diaria y se brinda asesoría para adaptar el hogar del paciente, además de ofrecer información sobre ayudas técnicas y productos de apoyo.
Psicología
A través de la intervención psicológica se busca contribuir al bienestar del paciente, promoviendo su autonomía y ayudando en el manejo de determinados síntomas como pueden ser la ansiedad y la depresión. La psicología también presta apoyo a los cuidadores de las personas con Parkinson.
Endocrinología y nutrición
La participación de la Endocrinología y Nutrición permite realizar una valoración y soporte nutricional, para poder aplicar las modificaciones dietéticas de forma personalizada, para cada fase de la enfermedad.
Urología
Ayuda a los pacientes a controlar las alteraciones urinarias y sexuales, para con ello mejorar su calidad de vida.
Trabajo Social
El Trabajo Social contribuye a una mejor adaptación a la enfermedad, a través de la adecuación de la vida laboral o social, mediante las distintas opciones de ayudas técnicas y humanas.
El abordaje integral permitirá que el paciente cuente con el apoyo necesario durante las distintas etapas de la enfermedad. Durante las fases iniciales, es fundamental que ese apoyo esté presente durante el proceso de diagnóstico.
Es fundamental que el paciente confíe y se sienta cómodo con el neurólogo que le atiende, así como con el resto de profesionales para tener una mayor tranquilidad y entender cuáles serán las nuevas necesidades a las que se enfrentará durante la evolución de la enfermedad.
Cuando se pasa a las fases más avanzadas, cobrará fuerza el buscar apoyo adicional en fisioterapeutas, logopedas y terapeutas ocupacionales, para poder adaptar sus condiciones y recursos de la mejor forma posible con la intención de conseguir la mejor calidad de vida para el paciente.