Los viajes para personas mayores ayudan a su bienestar emocional. Tienen nuevas experiencias agradables, lo que favorece una mejora en su estado de ánimo.
La generación de recuerdos es uno de los principales beneficios de viajar para las personas mayores.
A lo largo de su vida las personas mayores acumulan muchos bienes materiales, pero llega un momento en el que se olvidan de acumular experiencias.
Cuando los mayores están en casa o cuando la rutina forma parte de su día a día, todo es previsible. El cerebro trabaja poco y tiene poco que aprender.
A todo esto, le falta el empuje emocional, que se produce cuando se enfrentan a cosas desconocidas.
Cuando viajan, aparecen las emociones. Aparece la curiosidad, nuevas situaciones, nuevas vivencias.
Además, reciben un montón de información que se queda almacenada en su cerebro prácticamente sin ningún esfuerzo.
Es importante dejar de vez en cuando de lado lo conocido y hacer cosas nuevas, diferentes.
Contenidos
1. Efectos positivos de los viajes para personas mayores
1.1. Nuevas emociones
Las personas mayores encuentran nuevas emociones cuando viajan. La idea de conocer nuevos lugares, nuevas personas, probar comidas diferentes, descubrir paisajes increíbles, ver puestas de sol fantásticas… En definitiva, embarcarse en una nueva aventura a lo desconocido es estimulante.
Cuando afrontan una situación como viajar, se envuelven en un ambiente que les genera diferentes emociones, casi todas positivas, que parten de la curiosidad y el descubrimiento.
1.2. Alejar las tensiones
Viajando las preocupaciones y las tensiones se desvanecen por un tiempo, la rutina diaria queda lejos, se olvidan del aburrimiento, las compras cotidianas y se relajan, se divierten, disfrutan del momento y descubren cosas nuevas que les motivan.
1.3. Aprendizaje
Al viajar aprenden y experimentan cosas nuevas. Contrastan su vida con la de otras culturas, esto les permite ver la vida con una nueva perspectiva.
1.4. Más actividad
Se van a mover más que en su día a día. Cualquier tipo de ejercicio que no suponga una intensidad excesiva será bueno.
Esto les viene muy bien a todos los mayores que llevan una vida sedentaria. Viajar mejora la salud física.
1.5. Momentos únicos
Todo lo que han vivido durante un viaje, todos los detalles únicos e irrepetibles, serán inolvidables y pasarán a formar parte de su existencia. Cada lugar les dará algo diferente, unos les pueden sorprender con su naturaleza o con la cultura de su pueblo; otros les permiten aprender con el arte, la historia, sus ruinas…
1.6. Beneficios cerebrales
Viajar hace que se activen conexiones neuronales que benefician al cerebro, mejorando la actividad cognitiva. Las neuronas no se mueren por exceso de actividad, se mueren por la inactividad. Su atención va a mejorar.
Viajar con enfermos de Alzheimer, es una de las mejores cosas que se puede hacer cuando esta enfermedad comienza a dar sus primeros síntomas.
1.7. Quedan los recuerdos
Al finalizar el viaje aparecen los recuerdos. Enseñar las fotografías, contar anécdotas e historias divertidas que les han pasado durante el trayecto, explicar aventuras y compartir con los demás los momentos vividos. Vuelven con las pilas cargadas, se sienten bien y lo transmiten.
Esas emociones están ligadas a experiencias y vivencias del viaje, por lo que relacionan la emoción con el recuerdo. Cuando recuperan ese recuerdo, recuperan esa emoción.
También antes de emprender un viaje se relajan y dejan volar la imaginación pensando en lo que va a pasar. Este proceso de visualización ya es de por sí beneficioso.
1.8. El valor de la vida
Quedarse en casa no les va a permitir generar recuerdos ni descubrir cosas nuevas. Viajar es una experiencia en todos los sentidos, aumenta la motivación y el interés por temas que nunca se hubieran imaginado y les permite descubrir lugares asombrosos.
Descubren mundos diferentes, ni mejores ni peores, simplemente diferentes, conocen nuevas culturas, nuevas costumbres. Todo esto les ayuda a convertirse en personas más abiertas de mente, más tolerantes. Les ayuda a valorar más lo que tienen.
2. Cómo deberían ser los viajes para personas mayores
En los viajes organizados, los mayores se tienen que adaptar al viaje, sin embargo, lo deseable es que sea el viaje quien que se adapte a ellos, a su ritmo, a sus preferencias.
Los viajes para personas mayores, deben ser viajes tranquilos, flexibles, sin prisas, ni visitas a contra reloj.
No es lo mismo un viaje para una persona de 70 años que para una persona de 80 o 90 años, aunque lo importante no son los años, ni si tienen algún tipo de discapacidad o dependencia.
Lo importante es la disposición que tengan para salir de su mundo, donde todo es conocido y no hay nada que les sorprenda.
La disposición que tengan para superar tus miedos, inseguridades o el hecho de sentirte desprotegidos.
Una buena opción es hacer un viaje en familia con los hijos adultos y los nietos, pero esto no siempre es posible. Los hijos adultos están inmersos en su carrera profesional, tienen responsabilidades en sus trabajos y además tienen que hacerlas compatibles con la crianza y educación de sus hijos.
Para los mayores más activos, siempre está la opción de los viajes del Imserso o de las numerosas agencias que organizan viajes para mayores de 65 años.
Para los mayores que tienen algún tipo de discapacidad o dependencia, se sienten desprotegidos o inseguros, también existen agencias que organizan viajes a medida con un trato más personalizado y con acompañamiento.
Sea de la forma que sea, viajar y vivir nuevas experiencias genera en las personas mayores un impacto positivo sobre su estado de ánimo.
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