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Disfunción Eréctil en Ancianos: Aprende a Evitarla

La disfunción eréctil en ancianos es una condición común en la tercera edad. Teniendo en cuenta que es un problema que puede afectar a su sexualidad y a su estado de ánimo, desde miResi queremos dedicarle la atención que se merece. 

1. ¿Qué es la disfunción eréctil?

Se denomina disfunción eréctil a la incapacidad de conseguir una erección firme capaz de mantener relaciones sexuales. Si bien la disfunción eréctil no es una patología que ponga en riesgo a nuestro organismo, sí supone un problema que puede afectar a varias áreas de nuestra vida.

La satisfacción sexual es un aspecto que puede influir bastante en nuestra calidad de vida. Si no somos capaces de disfrutar de nuestras relaciones ni hacer disfrutar a nuestra pareja, es común que aparezcan sentimientos negativos. La vergüenza, la culpa y los problemas de autoestima son comunes en personas con disfunción eréctil. De este modo, la incapacidad para conseguir una erección puede afectar más allá de la satisfacción sexual, llegando a perjudicar la salud mental.

2. ¿Por qué ocurre la disfunción eréctil en ancianos?

La disfunción eréctil en ancianos puede tener múltiples causas. El envejecimiento es uno de los factores que facilitan la incapacidad para mantener una erección, pero ni todas las personas mayores padecen de disfunción eréctil, ni todos los que sufren esta condición son personas mayores.

Sí es cierto que los casos de disfunción eréctil aumentan considerablemente con la edad. Se calcula que un 5% de los mayores de 40 años padece disfunción eréctil. En el caso de las personas mayores de 65 años, la cifra se sitúa entre el 15 y el 25%

Para que se produzca una erección, son necesarios una serie de eventos que requieren la intervención de varios órganos. Siendo un proceso tan complejo, las causas de la disfunción eréctil son multifactoriales. El fallo en alguna de las partes implicadas es suficiente para impedir la erección. 

disfunción eréctil en ancianos pareja
La disfunción eréctil en ancianos puede causar problemas en la relación de pareja

Lo primero que se nos viene a la mente es un fallo en el pene. Esta zona cuenta con numerosos vasos sanguíneos por lo que un problema circulatorio puede ser el causante de la disfunción eréctil. También es posible que el problema venga ocasionado por alguno de los órganos cercanos. Un fallo en los testículos o la próstata pueden ser los causantes de esta condición.

Los testículos cuentan con estructuras muy complejas y sensibles. Pueden ver afectado su funcionamiento por numerosas causas. Desde un golpe, varices o una enfermedad que haya involucrado a los testículos, son múltiples las causas que pueden ocasionar este problema.

La próstata también es un órgano muy sensible que entra en juego durante la erección y eyaculación, y al verse afectado su funcionamiento puede ser la causa de la disfunción eréctil en ancianos. La próstata además tiene especial importancia durante el envejecimiento. 

A partir de los 50 años es muy recomendable realizar chequeos de próstata. Conforme envejecemos, la próstata se vuelve más sensible a ciertas patologías. Su tamaño puede aumentar o decrecer, suponiendo un riesgo para el funcionamiento urológico y sexual. A medida que se envejece, pueden aparecer enfermedades como la prostatitis o el cáncer de próstata. Además de acarrear sus propios síntomas y complicaciones, estas patologías pueden ser las causantes de la disfunción eréctil en ancianos.

Sin embargo, la impotencia sexual puede estar ocasionada por muchos otros factores que no atañen directamente al aparato reproductor. A la hora de originar y mantener una erección, entran en juego numerosos nervios, vasos sanguíneos y músculos. Cualquier interferencia desde que la señal nerviosa se genera en el cerebro, hasta que termine de recorrer la columna y llegar al pene, puede impedir la erección.

No es de extrañar que la mayoría de casos crónicos de disfunción eréctil estén relacionados con problemas circulatorios y vasculares. Se calcula que entre el 30 y el 50% de los hombres con diabetes padecen disfunción eréctil. El consumo de alcohol y el tabaquismo también son factores que pueden impedir la erección. Muchas sustancias, desde medicamentos recetados hasta drogas ilícitas, afectan a la circulación.

Cualquier sustancia que afecte al flujo sanguíneo puede causar disfunción eréctil. Las personas mayores suelen contar con importantes pautas de medicación. Medicamentos diuréticos, antidepresivos, ansiolíticos o que regulan la presión arterial pueden ser los culpables de la impotencia sexual. Es importante hablar con tu médico sobre este problema y seguir su consejo experto y la pauta recomendada. Hay que tener en cuenta que es más importante evitar un trombo que obtener una erección.

Otra de las causas más frecuentes en la disfunción eréctil son las psicológicas. La erección y el orgasmo, aunque eminentemente físicos, requieren de una respuesta mental. La atracción y excitación se generan en el cerebro antes de causar una respuesta física. Problemas psicológicos como la depresión, la ansiedad o el estrés pueden ser los detonantes para la impotencia sexual.

Las causas psicológicas de la disfunción eréctil no son necesariamente problemas mentales como la depresión. En ocasiones la impotencia viene dada por un problema emocional o algo puntual. La frase “nunca antes me había ocurrido” está tan extendida porque a cualquiera le puede pasar. Todos podemos tener demasiado en la cabeza, estar preocupados por algo, cansados o dispersos. Hay mil motivos psicológicos que pueden impedir una erección sin llegar a suponer un problema físico, mental ni sexual.

Teniendo en cuenta que el sistema nervioso juega un papel clave en la erección, en ocasiones la disfunción eréctil puede ser un síntoma de un desajuste neurológico. Si bien no es una causa especialmente común para la disfunción eréctil, patologías como la esclerosis múltiple pueden ocasionar impotencia. 

Como vemos, las posibles causas de disfunción eréctil son muy variadas, de todos los colores y tamaños posibles. Lo más importante a tener en cuenta es cómo afecta al paciente. Si le preocupan los efectos que la disfunción eréctil está teniendo en su vida, o sospecha que esta impotencia puede ser un síntoma más de otra patología, recomendamos siempre acudir a un médico especializado. 

3. La importancia de la comunicación en la disfunción eréctil

Una de las claves para una vida sexual satisfactoria es la comunicación. Ya sea para comunicar nuestras preferencias, entender mejor a nuestra pareja o expresar un problema como la impotencia, hablar es una parte fundamental de la vida sexual.

La comunicación con nuestra pareja es algo clave para la satisfacción. La disfunción eréctil es algo que puede pasarle a cualquiera. No hay necesidad de sentir culpa o vergüenza. Subir las expectativas en las relaciones sexuales puede ser contraproducente. Si no podemos mantener una erección, nuestra pareja puede ayudarnos. Entender por lo que está pasando el otro es una de las ventajas de la comunicación abierta.

Al igual que es importante comunicarnos con nuestra pareja, también es lógico contar con nuestro médico para cualquier problema de salud. Menos del 10% de los hombres que sufren disfunción eréctil consulta esta afección con su médico. Sigue habiendo un estigma muy marcado en todo lo sexual, y una presión poco realista sobre el rendimiento y el funcionamiento de nuestros cuerpos.

No debería ser motivo de vergüenza el tener dificultades para mantener una erección. Este problema es bastante común, puede tener multitud de causas y no tiene sentido sentirse culpable, ya que no somos responsables de ello. 

Tanto nuestro médico como nuestra pareja pueden ayudarnos a resolver el problema, sentirnos mejor y volver a disfrutar de una vida sexual plena y satisfactoria. Existen diagnósticos y tratamientos que pueden ayudarte. Si sufres de disfunción eréctil, recuerda que no estás solo y hay solución. 

4. Los efectos de la disfunción eréctil en ancianos

El principal efecto de la disfunción eréctil en ancianos es claro, la incapacidad para lograr o mantener una erección. Sin embargo, este problema puede afectar a otras áreas de nuestra vida, adquiriendo entonces mayor importancia.

La satisfacción sexual es algo que agradecemos. Ya sea solos o en pareja, disfrutar es bien recibido. Pero cuando la impotencia sexual afecta a la pareja, los problemas pueden multiplicarse. Es normal que queramos satisfacer a las personas con las que tenemos relaciones. La insatisfacción y el sentimiento de impotencia pueden afectar a nuestra relación. No solo en el plano sexual, la frustración ante la falta de erección puede salpicar a otras áreas de nuestra vida en pareja, dificultar la convivencia o potenciar discusiones. 

El remedio más directo para esto sigue siendo la comunicación. Hacer entender a nuestra pareja la situación hará que puedan entendernos mejor. Contar con su apoyo aliviará la presión que acompaña a la disfunción eréctil. Pueden ayudarte en el proceso de encontrar una solución médica y a sentirte menos inseguro. También podéis buscar otras opciones. La vida sexual en pareja va mucho más allá de la penetración.

disfunción eréctil en ancianos cariño
La sexualidad está para disfrutarla Con comunicación y cariño puede superarse cualquier obstáculo de pareja

Además cabe destacar que la disfunción eréctil continuada puede acabar afectando a la salud mental y al estado de ánimo. Damos mucha importancia a la vida sexual y las altas expectativas que ponemos sobre ella pueden menoscabar la autoestima de las personas con impotencia. 

Problemas de ansiedad, depresión y culpa son comunes en las personas que sufren disfunción eréctil. Al solucionar este problema, podemos mejorar el estado de ánimo y la salud mental, además de favorecer nuestra satisfacción sexual y la de nuestra pareja.

5. Tratamientos contra la disfunción eréctil en ancianos

De cara a afrontar la impotencia sexual, la mejor forma de tratamiento es encontrar la causa. Esta puede ser de índole física, hormonal o incluso psicológica, por lo que un diagnóstico certero puede llevar su tiempo.

Sin embargo, desde hace décadas se han estandarizado tratamientos efectivos contra la disfunción eréctil. El más popular de ellos seguramente sea el sildenafilo, conocido comúnmente bajo el nombre comercial de Viagra. Este medicamento ha demostrado su efectividad en numerosos casos de disfunción eréctil, con diferentes causas de origen.

Tanto para la impotencia provocada por la diabetes, como a la relacionada con la depresión, los tratamientos con antidepresivos o la pérdida de la libido en general, el sildenafilo ha probado su eficacia. 

El sildenafilo funciona como un vasodilatador, ayudando a la llegada de sangre a los músculos lisos del pene y favoreciendo la erección. Se trata de un fármaco relativamente seguro, aunque conviene prestar atención a dos contraindicaciones importantes de este compuesto.

Su uso está contraindicado en casos de afecciones cardiovasculares. El haber sufrido un infarto de miocardio reciente o padecer de hipotensión arterial son factores de riesgo en el uso del sildenafilo. La presión que este fármaco ejerce a nivel cardiovascular y la posterior actividad sexual pueden suponer un esfuerzo excesivo para personas con problemas del corazón, llegando a causar infartos.

Otro factor de riesgo en el uso del sildenafilo es la insuficiencia hepática o renal. El sildenafilo puede tener una metabolización larga y pesada. Ya que se metaboliza por vía hepática y se expulsa por vía renal, personas con insuficiencias en riñones e hígado padecen riesgo de colapso al utilizar el sildenafilo.

Ante el uso del sildenafilo, como de cualquier otro fármaco, recomendamos que consultes con tu médico cómo te puede afectar y la pauta de consumo a seguir. También recordamos que las soluciones farmacológicas pueden ser innecesarias en algunos casos de disfunción eréctil. Cuando la impotencia se debe a otro problema médico, será importante atajarlo directamente. En los casos de impotencia sexual por motivos psicológicos, hablar y desbloquear nuestras preocupaciones será un remedio más duradero contra la disfunción eréctil.

6. El estigma de la disfunción eréctil en ancianos

La disfunción eréctil en general cuenta con muy mala prensa, pero en el caso de las personas mayores existen una serie de falsos mitos que vamos a desmentir. Conviene recordar que ni todos los ancianos sufren de disfunción eréctil, ni todos aquellos que padecen impotencia son ancianos.

La sexualidad no tiene fecha de caducidad. Depende de cada individuo, su cuerpo y sus deseos. El estigma existente en la sexualidad de las personas mayores ha llevado a propagar el falso mito de que los ancianos son impotentes sexualmente. Esto no nace de una realidad sino de la desinformación.

Si bien es cierto que es más frecuente padecer disfunción eréctil a edad avanzada, esta condición no es parte fundamental del envejecimiento. La disfunción eréctil en ancianos es más común que en personas más jóvenes porque a mayor edad, el cuerpo tiene más probabilidades de sufrir alguna de las condiciones que pueden provocar impotencia.

Además, las personas mayores suelen tomar fármacos de diversa índole para tratar sus patologías. Uno de los efectos más comunes de varios medicamentos es la impotencia sexual. 

Por tanto, desde miResi queremos eliminar el estigma de que las personas mayores son incapaces de tener relaciones sexuales. La sexualidad es algo que podemos disfrutar y la disfunción eréctil tan solo un bache en el camino de la satisfacción.

Fuentes

Clínica Mayo: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/erectile-dysfunction/symptoms-causes/syc-20355776

Scielo: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0004-06142010000800007

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Javier Vaquerizo
Comunicador y escritor de relatos y poesía. Ahora, redactor de contenidos especializado en la tercera edad en miResi. Trabaja para promover la salud y el bienestar de las personas mayores y así poner en valor el valioso papel que tienen en nuestra sociedad.
Sobre el autor

Comunicador y escritor de relatos y poesía. Ahora, redactor de contenidos especializado en la tercera edad en miResi. Trabaja para promover la salud y el bienestar de las personas mayores y así poner en valor el valioso papel que tienen en nuestra sociedad.
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