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¿Cómo es la rehabilitación de una rodilla operada?

Las consecuencias de una caída pueden ser devastadoras para las personas mayores. A medida que envejecemos, nuestro organismo experimenta un proceso de deterioro gradual que se traduce en una disminución de nuestra capacidad física. En particular, la rodilla se destaca como una de las áreas más propensas a sufrir fracturas en caso de caída, debido a su importancia funcional y la carga que soporta. Por eso, la rehabilitación de una rodilla operada adquiere una relevancia crucial para lograr una recuperación óptima y restaurar la funcionalidad de la articulación.

Desafortunadamente, un simple tropiezo o un paso en falso pueden dar lugar a lesiones significativas en la rodilla que requieren un largo y arduo proceso de recuperación. Los ejercicios de rehabilitación postoperatorios de rodilla desempeñan un papel fundamental para restablecer la movilidad. En este sentido, es esencial contar con la asistencia de profesionales especializados, como los fisioterapeutas, quienes pueden diseñar programas de ejercicios personalizados para la rehabilitación de la rodilla.

Rehabilitación de una rodilla operada

El proceso de rehabilitación tras una operación de rodilla comienza poco después de la cirugía, con ejercicios suaves y de movilidad pasiva para prevenir la rigidez articular y estimular la circulación sanguínea. A medida que el paciente avanza en su recuperación, se van incorporando gradualmente ejercicios de fortalecimiento y estabilización de los músculos que rodean la rodilla. Estos ejercicios se adaptan a las necesidades individuales, considerando la gravedad de la lesión, la capacidad física y los objetivos de rehabilitación.

La rehabilitación de una rodilla operada requiere compromiso y constancia por parte del paciente. Es primordial, por tanto, seguir las indicaciones del fisioterapeuta y realizar los ejercicios prescritos de forma regular y adecuada. Además, la comunicación abierta con el profesional de la salud es esencial para informar sobre cualquier incomodidad o dificultad durante el proceso de rehabilitación.

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Debemos empezar con la rehabilitación de rodilla un par de días después de la operación

Ejercicios para la rehabilitación de una rodilla operada

La rehabilitación de una rodilla operada es un proceso que requiere adaptarse a las necesidades físicas específicas de la zona afectada. Para garantizar una recuperación exitosa, deben seguirse una serie de ejercicios enfocados en restaurar la movilidad y fortalecer los músculos relacionados.

Ejercicios de movilidad

Durante los primeros días tras la operación, es crucial brindar descanso y cuidado adecuados a la rodilla, evitando mover la pierna en la medida de lo posible. Se recomienda dedicar el día de la operación y el siguiente a un reposo relativo, manteniendo la rodilla elevada, estirada y apoyada. Este enfoque reduce significativamente el dolor y permite un mayor control del proceso de rehabilitación.

A partir del tercer día, es recomendable iniciar suavemente los ejercicios de movilidad para prevenir la rigidez en la articulación. Intentar flexionar la rodilla hasta alcanzar un ángulo de 90 grados es suficiente en esta etapa inicial. Se recomienda repetir este ejercicio varias veces al día, con una frecuencia de cada 3 a 4 horas, para facilitar su ejecución progresiva.

Tras un par de día realizando el ejercicio anterior, siempre teniendo precaución y evitando forzar la rodilla del mayor en caso de dolor, se puede pasar al siguiente ejercicio. En esta etapa se busca flexionar un poco más la rodilla e introducir movimientos laterales. Además, se debe empezar a extender la articulación para así conseguir extensión completa y evitar la aparición de la atrofia muscular.

Es aconsejable que el mayor continúe con estos ejercicios durante dos o tres semanas después de la operación, siguiendo las indicaciones y recomendaciones del médico responsable del seguimiento del caso.

Ejercicios de fortalecimiento muscular

Una vez completada la fase inicial de ejercicios de flexibilidad durante las primeras semanas, es momento de combinarlos con ejercicios de fortalecimiento muscular. Estos ejercicios son fundamentales para ayudar a recuperar la musculatura que se ha inhibido y atrofiado a causa de la operación.

Tras una intervención quirúrgica, debemos tener siempre presente que los músculos que no se utilizan de manera adecuada tienden a atrofiarse rápidamente. Por lo tanto, es recomendable comenzar con los ejercicios de fortalecimiento muscular lo antes posible, dentro de las posibilidades del paciente. Para el trabajo muscular se emplea una escala de esfuerzo subjetivo como es la escala de Borg modificada, donde el paciente tendrá que trabajar con un esfuerzo relativo de entre 5 y 7, nunca sobrepasarlo y no entrar en fatiga.

Escala de Borg para rehabilitación de rodilla operada

Existen diversos ejercicios recomendados para mantener y desarrollar la masa muscular de una rodilla operada:

  • Saco de arena. Este ejercicio consiste en elevar repetidamente un saco de arena sujeto al tobillo. Es importante detenerse inmediatamente si se experimenta dolor o temblor por claudicación o fatiga excesiva. Una ventaja de este ejercicio es que puede realizarse estando sentado, sin requerir un esfuerzo considerable.
  • Gomas elásticas. Una vez el médico indique al mayor que el progreso es adecuado, es posible que se prescriba un ejercicio de mayor intensidad que combine tanto flexibilidad como fortalecimiento muscular. Un buen ejemplo son las gomas elásticas colocadas en la parte superior de la rodilla o en los tobillos y, con una postura cómoda de cuclillas, abrir y cerrar las piernas.
  • Electroestimulación. Esta técnica es altamente beneficiosa para recuperar la musculatura tras una operación. Mediante la colocación de parches en la piel, se pueden estimular los músculos de una zona específica a través de pequeñas descargas eléctricas.

Ejercicios para recuperar el equilibrio

Una vez transcurridos varios meses desde la operación, se debe poner el foco en el desarrollo del equilibrio/propiocepción y la destreza al caminar. La propiocepción es el sentido que informa a nuestra cabeza dónde están las diferentes partes de nuestro cuerpo y sus movimientos. Este aspecto es especialmente relevante en personas mayores, quienes suelen recurrir a bastones o andadores cuando experimentan dificultades de movilidad o equilibrio.

Algunas opciones de ejercicios consisten en aguantarse sobre una pierna con los ojos abiertos/ojos cerrados, andar descalzo en línea recta, desequilibrios con gomas, etc.

Cuando nuestros seres queridos de edad avanzada se enfrentan a procedimientos quirúrgicos, es fundamental que comprendamos cómo apoyarlos en su proceso de recuperación. En muchas ocasiones, necesitarán de nuestro aliento y motivación para cumplir con las sesiones de rehabilitación. El factor tiempo desempeña un papel crucial en su recuperación, por lo tanto, es esencial brindarles nuestro apoyo para fomentar una pronta recuperación.

Fuentes:

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Fernando González Queiruga
Graduado de Fisioterapia en la Universidad de Vigo, actualmente se encuentra opositando para el SERGAS (Servicio Gallego de Salud).
Sobre el autor

Graduado de Fisioterapia en la Universidad de Vigo, actualmente se encuentra opositando para el SERGAS (Servicio Gallego de Salud).
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