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Sedentarismo: un estilo de vida inactivo en la vejez

A medida que envejecemos, nuestro cuerpo sufre cambios fisiológicos. Aparecen limitaciones físicas, patologías y, con ellas, comienza a desaparecer la motivación para realizar ejercicio. Esta inactividad física contribuye al sedentarismo en los mayores. Aunque es evidente que no es un problema al que solamente debe hacer frente la población de edad avanzada: Según la OMS, un 60% de las personas españolas confiesa que ni siquiera camina.

El sedentarismo puede tener efectos negativos en la salud física y mental de las personas de la tercera edad. Una de las formas más efectivas de prevenirlo es mantenerse activo y realizar ejercicio físico con regularidad. Esto puede incluir caminar, practicar algún deporte, bailar o participar en actividades recreativas como la jardinería. Incluso acciones cotidianas, como subir escaleras y hacer las tareas del hogar, pueden ser beneficiosas para la salud.

1. Causas del sedentarismo

Existen ciertos factores que pueden llevar a la inactividad y a un estilo de vida negativo en las personas de edad avanzada:

  • Pérdida de interés y confianza: Muchos ancianos pueden sentir desmotivación a la hora de realizar actividad física. Esto suele deberse a la falta de apoyo de la familia y de interacción social. En consecuencia, los mayores se sienten solos y aislados socialmente, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades mentales como la depresión.
  • Falta de accesibilidad: La insuficiencia de instalaciones y programas adaptados a las personas mayores también pueden suponer una barrera para su participación en actividades físicas.
  • Patologías o condiciones especiales: El dolor en las articulaciones, la espalda y otras partes del cuerpo puede impedir a los ancianos realizar ejercicio físico. El miedo a sufrir lesiones también puede ser un factor que contribuya al sedentarismo en la vejez.

2. Riesgos del sedentarismo

El sedentarismo causa deterioro físico, poniendo en riesgo la salud y bienestar en la vejez. Los mayores que no realizan suficiente actividad física tienen más probabilidades de padecer obesidad, diabetes y enfermedades cardíacas. Además, la inactividad puede propiciar el desarrollo de enfermedades crónicas como la osteoporosis, la artritis y la hipertensión.

La salud mental de las personas de la tercera edad también puede verse afectada por el sedentarismo. Los ancianos que pasan mucho tiempo a solas o en cama pueden experimentar sentimientos de soledad y aislamiento social, aumentando el riesgo de depresión y otros trastornos mentales. 

Sedentarismo en la vejez
Mantener un estilo de vida inactivo puede provocar graves problemas de espalda en la vejez

3. Beneficios del ejercicio físico en la vejez

Aunque pueda resultar desafiante debido a los cambios físicos y las limitaciones asociadas con el envejecimiento, los beneficios del ejercicio son múltiples y van más allá de la simple mejora física. Desde fortalecer el sistema cardiovascular y mantener los huesos fuertes hasta mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la función cognitiva, la actividad física es clave para promover la salud y el bienestar en esta etapa de la vida. 

  • Reduce el riesgo de muerte prematura, permitiendo disfrutar de una vida más larga y activa.
  • Disminuye la causa de muerte por enfermedad cardíaca o accidente cerebrovascular, que son responsables de una parte importante de la mortalidad en ancianos.
  • Minimiza hasta un 50% la probabilidad de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo II o cáncer de colon.
  • Ayuda a prevenir la hipertensión arterial, una afección muy común en la vejez.
  • Contribuye a evitar la osteoporosis y las fracturas de cadera, ya que el ejercicio regular fortalece los huesos. 
  • Reduce los dolores lumbares y de espalda, mejorando la postura y tonificando los músculos del dorso.
  • Mejora el bienestar psicológico, el estado de ánimo y disminuye los niveles de estrés, ansiedad, depresión y sentimientos de soledad.
  • Ayuda a controlar el peso corporal, quemando calorías y aumentando el metabolismo.
  • Protege los huesos, músculos y articulaciones, lo que resulta esencial para mantener la movilidad, autonomía y funcionalidad en la vida diaria. 
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Mantenerse activo y hacer ejercicio es clave en las personas mayores

¿Cómo conseguir que las personas mayores realicen ejercicio físico?

La falta de motivación y las limitaciones físicas son dos de los motivos por los que las personas mayores no practican suficiente actividad física. La creatividad y el arte pueden ser herramientas efectivas para mantener una vida activa y plena en la vejez. La danza, por ejemplo, es una forma divertida y emocionante de realizar actividad física. Puede mejorar la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio, ayudando a disminuir el riesgo de caídas en los mayores.

    La música también puede conseguir que los ancianos se sientan más motivados para realizar ejercicio, así como mejorar el rendimiento físico al aumentar su resistencia y energía. 

    Nunca es tarde para comenzar a ser más activo. No obstante, es necesario recordar que antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, especialmente en la vejez, es recomendable consultar con un médico para evaluar la aptitud física y recibir recomendaciones personalizadas. Con las herramientas y actividades adecuadas, el ejercicio físico puede desempeñar un papel vital en la promoción de un envejecimiento saludable y activo.

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    Raquel García Gallego
    Terapeuta Ocupacional Graduada en el Centro Universitario La Salle, Madrid. Experta en Geriatría y Neurorrehabilitación. Encargada de crear y modificar departamentos, así como de ejecutar planes de intervención de Terapia Ocupacional en residencias para mayores. Ha trabajado en primera línea durante la pandemia del COVID-19, asumiendo competencias de otros departamentos. Cuenta con conocimientos en intervención en centros libres de sujeciones, además de una nutrida experiencia en atención a las familias de los mayores. Actualmente, trabaja en un centro de neurorehabilitación en Colmenar Viejo (Madrid) donde atiende a diversos perfiles, entre ellos personas mayores, con el objetivo de prevenir, mantener o mejorar el deterioro funcional que impacta en su nivel de autonomía.
    Sobre el autor

    Terapeuta Ocupacional Graduada en el Centro Universitario La Salle, Madrid. Experta en Geriatría y Neurorrehabilitación. Encargada de crear y modificar departamentos, así como de ejecutar planes de intervención de Terapia Ocupacional en residencias para mayores. Ha trabajado en primera línea durante la pandemia del COVID-19, asumiendo competencias de otros departamentos. Cuenta con conocimientos en intervención en centros libres de sujeciones, además de una nutrida experiencia en atención a las familias de los mayores. Actualmente, trabaja en un centro de neurorehabilitación en Colmenar Viejo (Madrid) donde atiende a diversos perfiles, entre ellos personas mayores, con el objetivo de prevenir, mantener o mejorar el deterioro funcional que impacta en su nivel de autonomía.
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