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Qué Debes Saber sobre la Obesidad en la Tercera Edad

Cualquier persona puede sufrir sobrepeso. Influyen tanto la genética como la forma de vida y nuestras rutinas. No obstante, las personas mayores de 65 años son más propensas a acumular grasa en exceso en sus cuerpos. Esto puede generar gran cantidad de problemas de salud y reducir la independencia del individuo. Por eso, es imprescindible adoptar un estilo de vida saludable, que incluya una dieta equilibrada y la realización de deporte. Hoy en miResi hemos querido hacer hincapié en ésta situación, infelizmente, cada vez más extendida, trayéndote una guía sobre la obesidad en la tercera edad y cómo prevenirla.

¡Sigue leyendo y abandona los hábitos que comprometen tu salud!

1. ¿Qué es la obesidad en la tercera edad?

La obesidad, también conocida como sobrepeso, se da cuando la persona tiene una acumulación de grasa excesiva en su cuerpo

Su origen está en factores genéticos y ambientales. Pueden influir tanto el metabolismo característico del individuo como factores externos como la alimentación, un estilo de vida sedentario o el desarrollo de enfermedades.

Pero, ¿cuándo se considera que una persona es obesa? En primer lugar, hay que tener en cuenta algunos factores que condicionan el peso ideal para el individuo: la edad, el sexo y la altura. 

Un índice que nos ayuda a establecer el mejor peso para nosotros es el Índice de Masa Corporal (IMC). Siguiendo los parámetros del IMC, si está entre 30,0 y 39,9, se determina como obesidad. Si supera los 39,9, estaríamos hablando de obesidad mórbida, muy peligrosa para la salud.

Esta condición puede afectar a cualquier persona, pero los mayores son un grupo de riesgo muy susceptible de padecerla. 

Según las estadísticas presentadas por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, “un 35,5 por ciento de los hombres y un 40,8 por ciento de las mujeres de más de 60 años tienen obesidad, aunque por encima de 80 años estas cifras descienden a 19,4 por ciento en hombres y 29,2 por ciento en mujeres.”

Esto se debe a problemas de movilidad, complicaciones de salud que impiden llevar un envejecimiento activo o una dieta demasiado centrada en el consumo de grasas que después no se queman.

obesidad en la tercera edad

2. Síntomas de la obesidad

Los síntomas de la obesidad van más allá de lo que pueden ver nuestros ojos a simple vista

La obesidad condiciona la salud del resto de nuestro organismo y compromete su correcto funcionamiento. Principalmente, requiere realizar mucho más esfuerzo para hacer cualquier tipo de movimiento, debido al peso de nuestro propio cuerpo., con todos los perjuicios que suponen.

Por eso, no solo nos tenemos que fijar en el exceso de grasa y en el peso corporal. Existen otros indicadores que nos facilitan la identificación de la obesidad. A continuación te los enumeramos:

  • Sensación de ahogo al respirar cuando se camina o hace ejercicio
  • Cansancio constante, incluso al realizar tareas sencillas
  • Dolor en las articulaciones y la espalda
  • Sudor excesivo
  • Apnea del sueño. Durante el día estamos cansados pero cuando llega la noche, somos incapaces de conciliar el sueño.
  • Calor corporal excesivo. El exceso de grasa aumenta la temperatura de nuestro cuerpo.

3. Causas de la obesidad en la tercera edad

Como hemos anticipado al principio del artículo, la obesidad puede estar provocada por una mala alimentación y la falta de ejercicio. 

La mala alimentación puede estar relacionada con una escasez de recursos económicos y la imposibilidad de acceder a alimentos de calidad. La falta de conocimientos o el padecimiento de enfermedades que impiden realizar las tarea de cocinar pueden ser otro motivo. 

Por otro lado, la falta de ejercicio físico conlleva que las calorías que se adquieren con la ingesta de alimentos no desaparezcan y se conviertan en sobrepeso. Un anciano que no practica el deporte puede no hacerlo por diversas razones: tiene alguna enfermedad que se lo impide o no posee la suficiente movilidad, equilibrio y coordinación.

Por último, a medida que vamos envejeciendo, nuestro sistema se va debilitando y sufre alteraciones. Éstas están condicionadas por el deterioro y por la herencia genética.  De esta manera, afecta al metabolismo y la manera en cómo procesamos todo lo que ingerimos.

4. Riesgos de la obesidad en la tercera edad

La obesidad implica grandes riesgos de salud para los mayores. Influye drásticamente en el metabolismo de la persona y afecta al resto del organismo, favoreciendo la aparición de otras enfermedades secundarias que pueden derivar en mayores complicaciones de salud. En miResi creemos que es importante que las conozcas, por eso hemos hecho una recopilación con las más frecuentes.

4.1. Enfermedades asociadas a la obesidad en la tercera edad

Las enfermedades que puede generar la obesidad son de diferente tipo. Éstas afectan a distintos órganos de nuestro cuerpo: pueden provocar tanto problemas de corazón hasta inducir la aparición de diversos tipos de cáncer.

Pero si nos tenemos que centrar en las enfermedades y trastornos más habituales, podemos recopilarlos en una pequeña lista, organizada según los órganos que afecta.  La puedes consultar a continuación:

4.1.1. Cerebro

Empezamos este recorrido por arriba, hablándote del cerebro. Un órgano que nos permite darle órdenes a las diferentes partes del cuerpo, pensar, ser creativos o experimentar emociones tan intensamente que recordamos que la vida hay que aprovecharla siempre.

Pues bien, este componente tan importante para nuestra identidad como seres vivos, pero sobre todo, humanos, se puede ver perjudicado por la obesidad.

Puede producir accidentes cerebrovasculares, que es cuando se detiene el flujo de sangre al cerebro y, como consecuencia, del oxígeno.

Además, la demencia vascular puede ser otra consecuencia de la obesidad. El bajo flujo de sangre al cerebro afecta al razonamiento y el uso de la memoria.

Por último, no podemos olvidarnos del deterioro de la psique del mayor. La obesidad puede derivar en trastornos psicológicos como la depresión. ¿Por qué? Debido a que produce problemas de autoimagen e inseguridades, el conocimiento que se tiene de que el propio estado de salud no está bien y, finalmente, las limitaciones que supone en la realización de actividades tanto diarias como de ocio.

4.1.2. Corazón

El corazón es el órgano que nos bombea la sangre y llena de vida. Por eso es tan importante cuidarlo y llevar un estilo de vida saludable en el que sea el rey del patio. Una de las maneras para hacerlo es estando en buena forma física y evitando la obesidad.

De lo contrario, se pueden producir cardiopatías como el infarto agudo de miocardio. Se produce cuando hay una falta de riego a una parte del corazón debido a la obstrucción de una de las arterias coronarias. 

Se caracteriza por el dolor intenso en el pecho, mareo y sudoración.

4.1.3. Arterias

Las arterias son las responsables de llevar la sangre desde el corazón al resto del cuerpo. Si el mayor padece hipertensión arterial, quiere decir que los números de su presión arterial son mayores de 130/80 mm Hg . La hipertensión alta puede provocar ataques cardíacos.

4.1.4. Sangre

La sangre es ese líquido rojo que transporta todos los nutrientes y, en definitiva, elementos necesarios para poder vivir al resto del cuerpo.

Cuando el mayor padece obesidad, su sangre corre el riesgo de sufrir dos alteraciones que, sino son tratadas a tiempo, pueden derivar en enfermedades:

  • Dislipemia: afecta a los niveles de las proteínas y lípidos en la sangre, algo que a lo largo de nuestra vida, hemos oído que debemos vigilar. Un ejemplo es el colesterol.
  • Hiperuricemia: se produce cuando hay un exceso de ácido úrico en la sangre. Algunos de sus síntomas son el dolor articular o la inflamación.

4.1.5. Aparato respiratorio

Este es probablemente uno de los aparatos en los que podemos detectar signos de obesidad sin apenas esfuerzo.

Debido a la gran cantidad de grasa que hay en el cuerpo, es mucho más difícil realizar grandes movimientos. Al mínimo esfuerzo que se haga, nos agotaremos rápidamente y notaremos que nos quedamos sin aire.

De hecho, si nuestro mayor sufre obesidad, puede que padezca el síndrome de la hipoventilación. Esto se da cuando el cuerpo transporta menos oxígeno y más dióxido de carbono.

Además, produce incluso trastornos que afectan al sueño: el síndrome de la apnea. La apnea consiste en la interrupción de la respiración durante unos segundos mientras dormimos. Esto es potencialmente peligroso para el mayor.

4.1.6. Páncreas

El páncreas también se ve afectado por un estilo de vida en el que la falta de ejercicio y la mala alimentación están a la orden del día. La obesidad puede causar diabetes mellitus tipo 2.

Surge cuando el páncreas no es capaz de producir suficiente insulina o no la gestiona bien. Sus síntomas más frecuentes son la visión borrosa, el entumecimiento de las extremidades y la necesidad constante de orinar.

4.1.7. Aparato digestivo

El aparato digestivo es una zona muy sensible de nuestro cuerpo, ya que es la que procesa todo lo que ingerimos. La obesidad afecta drásticamente a su funcionamiento y genera problemas muy serios. 

Entre los más habituales podemos encontrar:

  • Hígado graso: como su propio nombre indica, aparece cuando se acumula demasiada grasa en este órgano.
  • Hernia de hiato: se caracteriza por producir acidez estomacal. Aparece cuando el estómago se empuja a sí mismo hacia arriba (el tórax).
  • Litiasis biliar: se produce cuando salen cálculos en la vesícula biliar. Esto genera un gran dolor en quien la padece.

4.1.8. Articulaciones y músculos

La obesidad afecta a estas partes de nuestro cuerpo mediante la artrosis. Esta enfermedad crónica de carácter degenerativo destruye el cartílago hialino. La función de éste último es proteger los extremos óseos.Esto afecta drásticamente a la movilidad del mayor, que pierde gran parte de su autonomía y deja de ser capaz de poder hacer cosas no solo necesarias para su salud física, sino también mental (como salir a dar un paseo).

Por último, la consecuencia quizás más devastadora de todas, es el hecho de que la obesidad fomenta distintos tipos de cánceres. Puede provocar cáncer de colon, de mama y próstata, entre otros.

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5. Prevención de la obesidad en la tercera edad

La obesidad en la tercera edad se puede prevenir adoptando un estilo de vida saludable, en el que predomine una rutina de ejercicios físicos, un plan de alimentación equilibrado y, sobre todo, mucha salud mental.

Es imprescindible que nuestro mayor se sienta con el mejor estado anímico, ya que reducirá la probabilidad de debilitar el sistema inmunológico y de desarrollar obesidad.

Por eso, es responsabilidad nuestra, como sociedad, asegurar el bienestar de las personas mayores. Esto lo logramos proporcionándoles los mejores servicios de atención médica y cuidados, unos programas de ocio y entretenimiento que ni en las películas de Hollywood y  la creación de espacios en las ciudades que integren las aspiraciones de la tercera edad.

Esto es a lo que en los últimos años se ha empezado a llamar envejecimiento activo.

5.1. Envejecimiento activo

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el envejecimiento activo es el proceso de optimización de las oportunidades de las personas mayores en lo que a salud, participación y seguridad se refiere.

Es decir, el esfuerzo que tiene que hacer la sociedad por incluirles en la planificación de la vida diaria en conjunto, sin excluir por motivo de discapacidad o puro edadismo.

Un envejecimiento activo asegura que los mayores pueden disfrutar de una vida completa en términos funcionales y recreativos. Además, este modelo favorece el desarrollo de sus relaciones sociales.

6. Tratamiento de la obesidad en la tercera edad

La obesidad en la tercera edad se trata como en cualquier otra etapa de nuestra vida: adoptando unos cambios en nuestra manera de vivir.

A continuación te enumeramos las 3 reglas fundamentales que sirven tanto para prevenir como para tratar la obesidad:

6.1. Dieta equilibrada y saludable

Una dieta equilibrada centrada en el consumo de legumbres, verduras, frutas, pescado y carnes magras favorecerá el fortalecimiento del sistema del mayor. Fomentará además el correcto funcionamiento de los órganos y su óptima salud.

La clave está, en definitiva, en no consumir un exceso de grasas (sino se pueden quemar) y evitar los dulces, las carnes procesadas y el alcohol. No solo contribuye a frenar la obesidad, sino también la aparición de otras enfermedades.

6.2. Ejercicio diario 

La práctica del deporte y la realización de diferentes actividades que pongan en marcha a nuestro cuerpo son vitales.

Además de reforzar y proteger nuestras defensas, fomenta el fortalecimiento de los músculos y articulaciones; mejora la resistencia, la flexibilidad y el equilibrio, y reduce el riesgo de padecer enfermedades.

Se recomienda que el tiempo mínimo de ejercicio diario sea de 30 minutos.

6.2.1. Mejores ejercicios para quemar grasa para personas mayores

Pero, ¿cuáles son los mejores ejercicios para combatir la obesidad en la tercera edad? Aunque no existe un solo ejercicio ideal y siempre dependerá del contexto individual de cada persona, los ejercicios que más se recomienda a la hora de adelgazar son los siguientes:

  • Ejercicios Aeróbicos: actividades tan cotidianas como caminar, correr o montar en bicicleta funcionan perfectamente a la hora de perder peso.
  • Cardio moderado: estos ejercicios son ideales para quemar grasas acumuladas en el cuerpo. Consiste en rutinas en las que se trabaja todo el cuerpo.

6.3. Prescripciones médicas

Por último, en caso de que el paciente se encuentre en un nivel muy avanzado de obesidad o le esté costando luchar contra ella, podrá recurrir a un médico experto. Éste será el encargado de evaluar la condición del paciente y recetar (siempre se tendrán que tomar con prescripción médica) los fármacos que considere oportunos.

7. La lucha de las residencias contra la obesidad en la tercera edad

Las residencias son un lugar en el que tu mayor recibirá los mejores cuidados. Por eso, en muchas ocasiones, una manera de combatir la obesidad en la tercera edad es recibir la asistencia personalizada y necesaria en estos centros.

¿Y por qué? Las residencias saben mejor que nadie que las personas mayores siguen teniendo aspiraciones y deseos, a pesar de que el ritmo en el que pueden hacer las cosas haya disminuído. 

Estar en buena condición de salud es imprescindible para poder disfrutar sin lugar a dudas de las maravillosas experiencias que nos trae la vida, en el momento que sea.

Estos centros contribuyen entonces en la lucha contra la obesidad en la tercera edad a través de servicios especializados, como menús para diabéticos e hipertensos. También lo logran mediante programas de ocio y socialización para su buen estado anímico y mental y rutinas de ejercicio físico en los gimnasios de sus propias instalaciones.

Todos los ingredientes necesarios en esa receta indispensable para la óptima salud del mayor.

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Si tu mayor no posee la autonomía suficiente para poder realizar las Actividades de la Vida Diaria (AVD) o necesita cuidados especiales, quizás es el momento de plantearse una residencia. En miResi te ayudamos de manera gratuita y personalizada a encontrar la residencia ideal para tu mayor. Contáctanos y nuestro gran equipo de asesoramiento familiar te guiará durante todo el proceso.

Fuentes:

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Sergio Río
Graduado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Complutense. Ahora redactor de contenidos sobre gerontología y geriatría en miResi. Cree en el valor humano de la información y que esta cumpla un propósito: ayudar a los mayores y sus familias durante el bello proceso de la vejez. El mundo no solo se cambia con buenas acciones, con buenas historias también.
Sobre el autor

Graduado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Complutense. Ahora redactor de contenidos sobre gerontología y geriatría en miResi. Cree en el valor humano de la información y que esta cumpla un propósito: ayudar a los mayores y sus familias durante el bello proceso de la vejez. El mundo no solo se cambia con buenas acciones, con buenas historias también.
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