Cada vez nos da más miedo hablar de enfermedades mentales. ¿El motivo? El cerebro es el ógano de nuestro cuerpo capaz de controlar cualquier conducta y eso nos impone… ¡Y mucho! “Aproximadamente un 15% de los adultos de 60 años o mayores sufren algún trastorno mental” según la OMS (Organización Mundial de la Salud). Estos datos nos dan a entender la importancia de ponernos manos a la obra y trabajar sobre la prevención y tratamiento de las enfermedades mentales en personas mayores.
Es completamente normal sentirse incómodo al hablar de enfermedades mentales, pero aún lo es más cuando el tema incluye a nuestros mayores. Hoy en miResi queremos ofrecerte una pequeña guía sobre las enfermedades mentales en personas mayores. Creemos que es muy importante crear conciencia en torno a la salud mental pública en la tercera edad.
Se tiende a pensar que la edad de nuestros mayores es un factor determinante para sufrir trastornos de este tipo. Sin embargo, no es la causa principal.
Cada caso es único y excepcional y debemos tratarlo con el mayor cuidado y cariño posible. Existen muchos factores que influyen en esta situación: las experiencias previas de la persona, si padece alguna enfermedad crónica en la actualidad o si en su historial médico podemos encontrar alteraciones fisiológicas.
Asimismo, si acaba de sufrir algún hecho traumático que le haya ocasionado altos índices de estrés, también puede verse amenazada la estabilidad psicológica.
Además, en el caso de la tercera edad, se tiende a somatizar. Esto quiere decir que síntomas como la ansiedad o la tensión comienzan a verse reflejados en el aspecto físico de la persona y en sus dolencias físicas: dolor de cabeza, náuseas, dolor de pecho…
Contenidos
1. Enfermedades mentales en personas mayores: demencia
Hablar de la demencia como enfermedad no es del todo correcto. Ésta es una alteración que ataca directamente a la memoria, los pensamientos de la vida diaria y la capacidad para decidir sobre algo. Por ello, quien la sufre experimenta dificultades en sus rutinas más básicas.
Como ejemplo podemos explicarlo con la enfermedad del Alzheimer, que se constituye como uno de los tipos de demencias más frecuente. La persona mayor experimenta problemas para recordar y se producen alteraciones en la conducta.
1.1. Síntomas
Los principales síntomas de la demencia son:
- La capacidad de recordar cada vez es menor (se olvidan de las mismas cosas una y otra vez). Todos hemos experimentado esto con algún familiar o alguna persona cercana alguna vez
- Disminución de aptitudes en torno a la reflexión de cualquier pensamiento
- Dejan de realizar aquellas actividades por las que antes sentían motivación
- Desorientación en espacio y tiempo
- Sufren alteraciones de la conducta
- No se sienten independientes para llevar a cabo labores básicas como cocinar, poner una lavadora o coger el transporte público solos y de manera segura
1.2. Tratamiento
Una vez hayamos detectado algún tipo de demencia en un familiar o persona cercana a nosotros con la sintomatología anterior, es primordial acudir a un profesional que nos ofrezca un diagnóstico. El tiempo juega un papel crucial aquí, pues la situación puede empeorar escalando a otras fases.
Una vez tengamos el diagnóstico, es muy importante que el tratamiento esté orientado a mejorar la salud física y psicológica del mayor. Queremos evitar que experimente efectos secundarios que desencadenen más problemas conductuales.
Por último, pero no menos importante: la relación que tengamos con esa persona durante el tratamiento y el proceso de recuperación o mantenimiento. Los cuidadores debemos estar bien informados sobre la medicación (si existe) para llevar un control sobre la ingesta. Sin embargo, existen residencias para demencia que están especializadas en este tipo de cuidados y que nos ofrecen mayor seguridad y vigilancia.
2. Enfermedades mentales en personas mayores: depresión
Es un desorden del estado de ánimo del mayor. Sentimientos negativos como la tristeza o la ira se encuentran hospedados en el anciano durante períodos muy largos de tiempo.
Estos sentimientos no son el resultado de hacernos mayores, ya que todos podemos experimentar depresión en cualquier momento de nuestra vida. El problema está en que asociamos automáticamente envejecer con estar más tristes. Sin embargo, esto no debería funcionar así, ya que las enfermedades mentales afectan de igual o peor manera a la tercera edad (aunque en algunos casos se pueden ver agravadas por la vejez). Este estigma lo único que provoca es no visibilizarlas. Proteger a nuestros mayores de este tipo de patologías es nuestro deber.
Para prevenir este tipo de diagnósticos mentales, debemos saber primero que sentirse así no es normal en ninguna edad. Por ello, hay que localizar el problema y desgraciadamente, en muchos casos la depresión es el resultado. Saber cómo tratarla y escuchar al mayor sin prejuicios y con gran empatía, nos garantizará mejoras del paciente a medio plazo.
De hecho, muchas de las veces el origen de esta enfermedad reside en un hecho traumático como puede ser la muerte de un familiar. Comienza con la somatización de la enfermedad, es decir, dolores físicos que le llevan al médico de cabecera en busca de un diagnóstico precoz. Sin embargo, su detección es complicada, ya que hasta los mismos profesionales de la salud lo suelen confundir con los conocidísimos “achaques de la edad”.
2.1. Síntomas
Los principales síntomas de la depresión son:
- Ansiedad y sus síntomas asociados
- Dejan de tener ganas de comer
- Estreñimiento
- Tienden a quedarse la mayoría del tiempo en casa, en su zona de confort. La cama suele ser su gran aliado para pasar el tiempo sin moverse mucho
- Se encuentran más susceptibles. El humor pasa a un segundo o tercer plano
- Aumento desmedido del insomnio
- Se vuelven cada vez más hipocondríacos y comienzan a somatizar sus emociones. De esta forma, sube el riesgo de padecer una enfermedad crónica grave, así como derivar en alguna otra enfermedad mental mucho más exagerada como el delirio de Cotard (la persona mayor cree estar muerta)
- Las capacidades mentales se ven afectadas
- Incremento del riesgo de suicidio, ya que abordan sentimientos de fracaso y culpabilidad
2.2. Tratamiento
Normalmente, se utilizan terapias farmacológicas con antidepresivos. También las terapias físicas, como la electroconvulsiva (TEC) y las terapias no farmacológicas que utilizan herramientas y metodologías psicológicas.
Es importante tener en cuenta que la efectividad del tratamiento no suele darse hasta pasado un tiempo, ya que esta enfermedad suele ser bastante sólida. Además, puede ocasionar efectos secundarios en el estado de ánimo y la conducta.
Asimismo, durante el proceso de diagnóstico de la enfermedad, es muy importante atender a la comunicación no verbal del paciente mayor (aspecto físico y expresiones faciales) así como nivel de apetito, tiempo y calidad del sueño, debilidad física, dejadez y decaimiento… ¿Por qué? Los mayores no suelen abrirse a hablar de sus emociones y dolencias emocionales, por lo que habrá que descifrar ciertas cuestiones.
3. Enfermedades mentales en personas mayores: delirium o síndrome confusional agudo
Es una alteración de la función cerebral muy acentuada que afecta en su mayoría a personas mayores de 65 años, pues se ve afectado el nivel de atención del anciano durante un tiempo reducido, entre otros. Esta enfermedad de carácter tan agudo puede ocasionar la muerte.
¡Veamos cómo la podemos detectar!
3.1. Síntomas
Los principales síntomas del delirium son:
- Sueño continuo
- Alucinaciones
- Desorientación del espacio y el tiempo
- Pensamientos desordenados
- Nivel de conciencia bajo o casi nulo
- Lenguaje inconexo
- El paciente suele desmejorar por las noches
3.2. Tratamiento
En el caso del delirium, se establece un tratamiento farmacológico solo en casos extremos a través del haloperidol originando un estado de sedación alto. Esta excepción se debe a que se pueden dar efectos secundarios relacionados con el sistema respiratorio a la hora de dormir, o incluso generar inmovilidad. Además, los afectados pueden suponer un riesgo real para las personas que les rodean (familiares o personal sanitario). Amenazando por tanto la seguridad e integridad física de su entorno.
En casos menos graves, lo ideal será no medicar al mayor, sino tratar que los síntomas de la enfermedad sean cada vez menores. Este sería el tratamiento no farmacológico, que se basaría en:
- Evitar el aislamiento
- Vigilancia constante del anciano/a
- Gran luminosidad en la habitación de ingreso
- Evitar compartir habitación con otro paciente con la misma enfermedad
- Interactuar con objetos como relojes o calendarios para recuperar la orientación
- Informar sobre el motivo por el que se encuentra ingresado/a
- Evitar la inmovilización completa
- Lograr un equilibrio entre las horas que destina a dormir y las que no
- Hacer partícipes a los familiares del tratamiento y la atención que se debe ofrecer al mayor enfermo
Sabemos cómo te puedes sentir. Por eso, queremos ayudar a que tu mayor tenga una calidad de vida como se merece. Lidiar con este tipo de enfermedades mentales no es nada fácil ni para la persona afectada ni para el familiar. Si por algún motivo sientes dificultad para hacer frente a los cuidados de tu mayor, no dudes en ponerte en contacto con nosotros aquí.
Nuestros asesores tratarán tu caso de forma personalizada según las necesidades especiales que presente el mayor. Y siempre, ¡con el mayor cariño del mundo!
Fuentes
- OMS (Organización Mundial de la Salud): https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/la-salud-mental-y-los-adultos-mayores
- AISS (Asociación de Iniciativas Sociales): http://aiss-saludmental.com/enfermedades-mentales-mas-frecuentes-en-mayores/
- Salud mental en el anciano (Comunidad de Madrid): http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM009117.pdf
