El aislamiento social en la tercera edad supone una problemática de gran trascendencia en términos de salud y bienestar. Con el envejecimiento, diversas circunstancias y factores pueden contribuir al distanciamiento de los mayores de su entorno social, derivando en consecuencias adversas significativas, tanto a nivel físico, como psicológico y emocional.
Comprender las causas subyacentes de este fenómeno se vuelve fundamental para abordarlo de manera efectiva y promover una vejez activa y satisfactoria.
Contenidos
El aislamiento social hace referencia a la carencia de conexiones sociales, lo que implica la ausencia de interacciones con otras personas. En la vejez, esta situación surge cuando un mayor se ha distanciado gradualmente de su círculo social más cercano, cerrándose en sí mismo cada vez más, hasta llegar a experimentar una profunda sensación de soledad. No obstante, hay ocasiones en las que este aislamiento social ocurre de manera involuntaria, generando un sentimiento difícil de reparar.
Desde la llegada del coronavirus, esta emoción se ha vuelto más evidente. El miedo se ha apoderado de todos, especialmente de los adultos, y compartir tiempo con los seres queridos se ha convertido en un riesgo para la tercera edad. Este temor persiste en la vida de muchos mayores, lo que puede haber contribuido a un aislamiento significativo.
El aislamiento social en personas de edad avanzada no ocurre de manera arbitraria, tiene una causa. Normalmente, suele ser el resultado de una combinación de situaciones o circunstancias que empujan a los mayores a distanciarse de su círculo más cercano. Es importante recordar que, en general, no buscan aislarse del mundo por voluntad propia. Algunos de los motivos pueden ser:
- Vejez: Es probable que nadie esté preparado para presenciar cómo nuestro cuerpo se deteriora gradualmente y cómo perdemos la capacidad para realizar tareas que antes nos resultaban fáciles. Esto puede hacer que los mayores se sientan una carga para sus familiares.
- Miedo: Durante los dos años de pandemia, los mayores, principalmente, han vivido con miedo de juntarse con otras personas para evitar contraer la COVID-19. En muchos de ellos, este sentimiento sigue presente, lo que los lleva a aislarse de los demás.
- Causa involuntaria: En ocasiones, el aislamiento social que experimentan algunas personas mayores ocurre simplemente porque se quedaron solas.
- Vida en áreas rurales: Muchas personas mayores han nacido y crecido en pueblos o zonas rurales, y la tranquilidad y estilo de vida campestre que disfrutaron en su juventud ahora resulta todo un desafío para ellos.
Aunque pueda deberse a diversas situaciones, las consecuencias del aislamiento social en las personas mayores suelen ser muy similares:
- Depresión: Uno de los principales efectos del aislamiento social en mayores es el trastorno depresivo. Si notas que tu ser querido ha estado triste, apático o con cambios de humor repentinos que persisten en el tiempo, es importante acudir a un profesional de la salud mental.
- Deterioro cognitivo: No solamente afecta a aquellos mayores que se aíslan de sus familiares, sino que también es común en los casos de demencia. Este deterioro se puede manifestar de numerosas formas y afectar a distintos aspectos:
- Memoria.
- Funciones Ejecutivas.
- Lenguaje.
- Comprensión.
- Motivación.
- Enfermedades cardiovasculares: Estas patologías afectan directamente al corazón de las personas mayores y pueden tener, a su vez, consecuencias fatales.
Es necesario conocer los efectos perjudiciales que puede tener el aislamiento social, tanto a nivel físico como emocional. Desde una perspectiva física, la carencia de interacciones sociales puede llevar a un deterioro de la salud, incrementando el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y disminuyendo la calidad de vida.
El distanciamiento social también tiene un impacto significativo en el estado emocional de las personas mayores. La falta de socialización puede llevar a una reducción de la autoestima y autoconfianza, así como a una sensación de abandono y falta de propósito en la vida.
Fuentes: