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Demencia Senil: Fases y Detección Temprana

La demencia es una  condición derivada de otras patologías que afecta a una parte de la población anciana mundial. Esta se caracteriza por la pérdida de facultades cognitivas, lo cual deriva en la anulación de ciertas capacidades físicas y la reducción de la autonomía personal. Desde miResi explicamos las fases de la demencia senil.

1. Qué es la demencia senil

La demencia es un estado derivado de patologías vinculadas con el deterioro de las facultades cognitivas. Estas son:

La demencia es un proceso de degradación de las capacidades cognitivas, físicas y/o mentales. Las enfermedades neurodegenerativas debilitan los procesos neurológicos que mantienen los procesos de razonamiento y coordinación entre estímulos cognitivos y los movimientos del cuerpo.

Anciano en una de las fases de la demencia senil Anciano en una de las fases de la demencia senil
Ilustración sobre la demencia senil en personas mayores

2. Tipos de demencia

Pese a la creencia generalizada, la demencia no es homogénea en todos los pacientes. De hecho la situación de deterioro que manifiestan los pacientes es diferente en cada caso, siempre vinculada a la fase en la que se encuentren y la patología que la provoque. La demencia varía en función de las enfermedades de base que la causan.

3. Fases de la demencia senil

La demencia es una condición crónica y degenerativa, por lo que las personas que la padecen van pasando por distintas fases con el incremento de la dependencia. Según la capacidad para realizar las actividades del día a día que presente el mayor, se encontrará en una u otra fase de la demencia.

La clasificación es cambiante, hay escalas en las que se presentan 7 etapas (como la de Reisberf, la cual expondremos a continuación como ejemplo por ser el modelo más completo), mientras que otras las reducen a 3 fases (leve, moderada y avanzada).

3.1. Fase prematura

Este es un momento incierto, ya que los despistes del mayor no son suficientes como para saber con certeza que este padece demencia. Los olvidos son achacados a la edad y no se tienen en cuenta porque se perciben como normales. 

Nuestro consejo desde miResi es que, ante cualquier posible síntoma, por pequeño o insignificante que este sea, se acuda a un profesional 

3.2. Fase de la toma de conciencia

En este punto, los despistes son tan continuos que el mayor y sus allegados comienzan a sospechar que no se trata únicamente de olvidos vinculados a la edad.

3.3. Fase de la pérdida de capacidades mínimas

Tras ser percibida la degeneración de las capacidades cognitivas, el mayor comienza un declive que le conduce a comenzar a requerir ayuda para realizar tareas básicas. Al principio, las personas en esta condición piden ayuda para tareas en las que es necesaria precisión, concentración o cierta fijación.

Paralelamente, los familiares o allegados empiezan a prestar mayor atención a estos con el fin de evitar que dejen el gas encendido, no cierren la puerta de casa u olviden objetos personales, las llaves de casa o su documentación fuera de casa.

3.4. Fase de demencia leve

Este es el primer estadio, en él, el paciente todavía puede desarrollarse de forma independiente en su día a día. Son comunes los despistes puntuales, a los que normalmente no se les da importancia porque se piensa que son olvidos normales.

Los síntomas en esta fase son olvidar continuamente los nombres de personas cercanas, no recordar qué se estaba haciendo o qué se iba a buscar y un principio de deterioro de las facultades comunicativas.

En esta podemos distinguir tres fases iniciales o prematuras que son una especie de momento de incertidumbre en el que los síntomas no son notables, pero se van notando pequeños deterioros.

3.5. Fase de demencia moderada

En este punto, los pequeños olvidos que pueden ser, incluso, graciosos pasan a ser lagunas más grandes. Los huecos de información son más grandes y recordar las cosas requiere de mucho más esfuerzo. El paciente deja de tener una idea de dónde se encuentra (ubicación, camino de vuelta a casa, fecha,…).

En esta fase, la dificultad para realizar tareas cotidianas se acrecienta. La desorientación aumenta hasta el punto que hay que tener cuidado cada vez que este sale a la calle solo.

3.6. Fase avanzada

El mayor ya presenta un avance de la patología neurodegenerativa evidente. Requiere de ayuda para el ejercicio de la mayoría de actividades, entre ellas ducharse, vestirse o comer. El deterioro en las capacidades del habla y el entendimiento es alto. Es normal que en esta fase las personas mayores ya no se comuniquen y necesiten de un control constante. Es, normalmente, el momento en el que los familiares ingresan en una residencia especializada al mayor o contratan a un profesional para que se haga cargo de sus cuidados.

3.7. Fase de demencia severa

Este es el último estadio. En este punto, las capacidades del mayor no puede realizar ninguna tarea sin ayuda, o por lo menos sin supervisión. La función motriz y la comunicación se van deteriorando hasta que el mayor queda prácticamente incapacitado.

4. Síntomas por fase

Para estructurar los síntomas en función de las fases de la evolución de la demencia senil emplearemos el esquema que utiliza únicamente 3 fases:

4.1. Síntomas en la fase de demencia leve

En estos primeros momentos, las patologías no se han desarrollado lo suficiente como para que el paciente y las personas de su alrededor se den cuenta de que está desarrollando una demencia.

Los síntomas más comunes son:

  1. Despistes puntuales vinculados con cosas del día a día.
  2. Olvidar palabras, desarrollando problemas para comunicarse en un número muy reducido de momentos.
  3. Todavía se pueden controlar procesos biológicos como la orina o las heces.

4.2. Síntomas en la fase de demencia moderada

En este punto, los mayores ya son conscientes de que padecen una demencia. Los síntomas se agudizan, pero no se encuentran desarrollados al punto de requerir de un constante cuidado. Los cuidadores se encargan cada vez de más tareas. Esta es la fase de mayor desarrollo, ya que se extiende durante más tiempo.

Anciana en una de las fases de la demencia Anciana en una de las fases de la demencia
Anciana con demencia

Los síntomas propios de esta fase son:

  1. Despistes más habituales relacionados con el día a día y elementos del presente o pasado inmediato del mayor.
  2. La comunicación es cada vez más complicada. Se observa que los mayores no mantienen conversaciones coherentes debido al olvido de gran parte del vocabulario.
  3. El mayor es menos capaz de hacerse cargo de su higiene personal.

4.3. Síntomas en la fase de demencia avanzada

Esta es la última fase, por ello aquella en las que más 

  1. Los despistes se vuelven tan habituales que se convierten en grandes lagunas de información.
  2. Los mayores no son capaces de articular más que frases cortas, en ningún caso podrán entablar una conversación.
  3. Las personas mayores no son capaces de gestionar su higiene.

5. Detección temprana de la demencia

Hay una fase previa a las que hemos comentado. En este estado en el que ni el mayor ni su círculo cercano son conscientes de su situación, las facultades todavía se mantienen prácticamente intactas. 

Los primeros síntomas son tan leves que se pueden confundir con simples despistes que cualquiera puede tener. El factor de la edad afecta y beneficia al mismo tiempo. Por un lado, ser consciente de que la edad erosiona las capacidades cognitivas y físicas nos hace restar importancia a estos episodios de desorientación u olvidos puntuales. Por otra parte, los familiares o amigos cercanos al mayor pueden fijar la atención por saber de la propensión de las personas mayores a padecer estas patologías neurodegenerativas.

6. Tratamiento según las fases de la demencia senil

La investigación en el campo de la farmacología ha conseguido encontrar un tratamiento para aminorar los síntomas y tratar de detener el avance. Aún así, el alcance de estos fármacos es limitado y la investigación continúa. Según se desarrolla la demencia, la terapia y los medicamentos son menores. Estos se concentran en las dos primeras fases, la leve y moderada, ya que en gran medida son preventivos, por lo que no tiene sentido que sean empleados en la última fase, la más avanzada.

Por el contrario, las terapias no farmacológicas suelen darse durante todas las fases, aunque en la última no obtengan los mismos resultados que en los momentos inmediatamente posteriores al diagnóstico.

6.1. Tratamiento farmacológico

En la mayoría de casos, el tratamiento básico es el médico. Desde la sanidad se recetan con relativa facilidad fármacos. Los principales medicamentos recetados para tratar la demencia son:

  1. Memantina: los medicamentos de este tipo sirven para modular los efectos del incremento de glutamato. El glutamato es responsable de transmitir energía a través de las neuronas ayudando a la memoria y a los procesos de aprendizaje por medio de señales excitantes al cerebro. Su exceso provoca que este rompa la barrera hematoencefálica y resulta perjudicial para el cerebro. Es la medicina empleada en patologías como el Parkinson.
  2. Galantamina: este complejo farmacológico se encarga de controlar las acetilcolinesterasa, encargadas de deteriorar los neurotransmisores. Si se disparan, la consecuencia última es que las neuronas no pueden realizar su función básica, que no es otra que transmitir información en forma de impulsos eléctricos al cerebro.
  3. Donepezilo: en el caso de este fármaco, su función es la de controlar la colinesterasa. Esta sustancia es la responsable de que las neuronas retornen al estado de reposo tras un período de actividad. El aumento excesivo de esta sustancia en la sangre es dañino porque provoca la inactividad de las neuronas. Estas no se encuentran en estado de reposo, sino que se mantienen en parálisis permanentemente.
  4. Rivastigmina:  este es, como la galantamina, un inhibidor de acetilcolinesterasa. Como ya hemos comentado, esta sustancia presente en pequeñas cantidades en el cuerpo puede deteriorar los neurotransmisores en grandes cantidades. Lo cual deteriora la actividad cognitiva, mental y sensorial del individuo.

Paralelamente, hay que tener en cuenta la patología de fondo que causa la demencia para aplicar un tratamiento certero. Hay pacientes que toman antidepresivos

imagen metafórica de las fases de la demencia senil imagen metafórica de las fases de la demencia senil
Imagen con las regiones del cerebro

6.2. Tratamiento no farmacológico

Por otra parte, hay una serie de tratamientos que no están vinculados a los medicamentos. Estos se encargan de distintos problemas derivados de la demencia. Normalmente, ayudan a recuperar cierta movilidad o ralentizar el deterioro de las capacidades cognitivas y memorísticas.

Una de las terapias de desarrollo más reciente es la que aplica el método Montessori. En este tratamiento los pacientes se desarrollan en sus propios tiempos, el o la terapeuta solo interviene a la hora de proponer actividades y escoger el material adecuado. Esto estimula que el paciente se relacione con el entorno con iniciativa propia.

La estimulación de los sentidos es muy importante porque se necesita para restablecer las capacidades a nivel social y emocional. La música, el contacto con animales, las salas snoezelen son algunas de las propuestas más extendidas en estos casos. 

Para la recuperación de movilidad y la disminución del dolor vinculado a articulaciones o músculos, la fisioterapia es la opción más acertada.

7. Problemas de autoestima en cada fase

Como ya sabemos, la demencia es generalmente un deterioro progresivo de las facultades mentales y físicas. Personas que antes actuaban de forma autónoma ahora requieren de la supervisión y ayuda de otras personas. Esto puede minar la autoestima de nuestros mayores. La frustración por no poder realizar tareas básicas es común, por ello debemos luchar para paliar esta situación.

La demencia puede llegar a aislarlos por la dificultad para comunicarse. Con el avance de las patologías, es más complicado encontrar y recordar las palabras. Dentro de este aislamiento, las personas pueden comenzar a volverse desconfiadas, desarrollando paranoias vinculadas a que los otros conspiran o se ríen de ellos.

En estos momentos en el que la demencia constituye un problema a nivel anímico y emocional, los profesionales pueden recetar antidepresivos o antipsicóticos. El objetivo es que el mayor no desarrolle patologías mentales mayores. La atención psicológica y psiquiátrica son esenciales para prevenir o atajar este tipo de problemas derivados.

Con situaciones de vulnerabilidad como la demencia es importante conocer los procesos a los que se enfrentan los mayores. Pese a que no se pueda atajar esta afección, comprender la evolución nos acerca a comprender más a la persona que lo padece

Fuentes:

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Alberto Cheli
Periodista y estudiante de Geografía e Historia. Actualmente redactor en miResi con el objetivo de contar historias de interés social. “El pasado es la mejor forma de acceder a la realidad del presente”
Sobre el autor

Periodista y estudiante de Geografía e Historia. Actualmente redactor en miResi con el objetivo de contar historias de interés social. “El pasado es la mejor forma de acceder a la realidad del presente”
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