Tomar la decisión de vivir en una residencia no es un proceso sencillo. Sabemos que como en casa, difícilmente se está en otro sitio. Allí estamos en nuestro ambiente, rodeados de seres queridos y amigos, así como de los recuerdos de toda una vida. Sin embargo, llega una etapa en la muchos mayores necesitan de unas condiciones y ayuda especializada para preservar su bienestar. Por ello, trasladarse a un centro residencial a vivir, puede ser la opción más adecuada. Si aún son muchas las dudas que tienes, es importante que consideres todas las ventajas de las residencias de mayores, para estar seguro de que es la mejor alternativa familiar.
¿Por qué vivir en una residencia?
Las residencias son centros donde los mayores pueden vivir de manera temporal o permanente cuando por alguna razón no pueden seguir viviendo en casa. Las razones pueden ser muy variadas, pero normalmente están relacionadas con distintos problemas de movilidad, rehabilitaciones, patologías o situaciones familiares que nos permiten que los mayores se mantengan en casa con los cuidados necesarios y de forma segura.
Las residencias tienen el objetivo de cuidar de la salud y preservar el bienestar de los mayores. Además, buscan generar confianza y tranquilidad en las familias que necesitan de los mejores cuidados para sus mayores. Es por ello que vivir en una residencia es una excelente opción para los mayores que necesitan ayuda asistencial de forma continua. En los centros residenciales, los mayores cuentan con atención individualizada y tienen todas sus necesidades cubiertas. Pero para verlo con mayor claridad, las siguientes son las grandes ventajas que puede tener para un mayor y su familia el vivir en una residencia.
10 ventajas de las residencias de mayores
1. Atención médica personalizada
Las residencias de mayores cuentan con personal especializado en el tratamiento de las patologías de la tercera edad. De esta manera, la salud del mayor está siempre controlada y si necesitan atención médica o tratamientos específicos, los profesionales saben cómo actuar. Además, cada residente recibe los cuidados adaptados a sus necesidades.
2. Cuidado personal
Cuando se llega a edades avanzadas, es posible que las limitaciones de movilidad y/o cognitivas no permitan mantener el cuidado personal de forma adecuada. En las residencias, el personal experto en geriatría se encarga de que los mayores tengan cubiertos todos los aspectos de su higiene personal, para una mayor comodidad.
3. Envejecimiento activo
En los centros geriátricos, a través de la terapia ocupacional los mayores cuentan con actividades y programas específicos que tienen el objetivo de mantener y mejorar la autonomía e independencia de los mayores. Les ayudan a preservar y mejorar en la medida de los posible, las capacidades físicas y mentales. De este modo, los mayores trabajan por un envejecimiento activo que les permita tener una gran calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
4. Entornos seguros
Es normal que muchas viviendas familiares no dispongan de las adaptaciones necesarias para que los mayores puedan desplazarse o llevar a cabo muchas de sus actividades diarias de manera segura. Por el contrario, las residencias están adaptadas a las necesidades de movilidad de los mayores, lo que les garantiza que se manejen en un entorno seguro, en el cual pueden fomentar su autonomía e independencia.
Una de las cosas más importantes de estos centros es que promueven la interacción social, que es un aspecto muy importante para el bienestar de los mayores, especialmente porque en esta etapa de la vida existe un gran riesgo de soledad no deseada, además de combatir el sedentarismo y reducir la depresión. En los centros asistenciales se establecen relaciones tanto con otros mayores como con el personal de la residencia, creando un ambiente de familiaridad.
6. Alimentación adecuada
Los mayores necesitan una alimentación acorde con las necesidades tanto de su edad como para evitar agravar patologías preexistentes como la diabetes o la hipertensión. Por eso, en las residencias los menús están elaborados por profesionales bajo los parámetros adecuados a las necesidades de cada persona, garantizando así que reciben una nutrición adecuada.
7. Control de la medicación
Las personas mayores suelen tener prescritos distintos medicamentos para el tratamiento de patologías comunes a esa edad, como pueden ser la hipertensión, la artritis, los problemas gástricos u otras patologías físicas o neurológicas. En muchas ocasiones, debido a los problemas de memoria o cognitivos que se acrecientan en esa época de la vida, los mayores no llevan un buen control. Es usual que se les olvide o que no lo hagan de la forma adecuada. Por eso también es importante contar con supervisión y apoyo. Los profesionales de enfermería ayudan al suministro y control de los fármacos garantizando que se cumpla el tratamiento médico de los mayores en todo momento.
8. Tratamiento adecuado de patologías o lesiones graves
En los centros residenciales se trabaja de manera especializada para tratar a los mayores que sufren de patologías como Alzheimer, Parkinson u otras demencias, así como para ayudarles con los tratamientos adecuados cuando se ha sufrido de lesiones graves como puede ser una fractura de cadera o un ictus. De esta forma, tanto la infraestructura, como la atención especializada, los servicios y las actividades son las adecuadas para cada tipo de patología o lesión, para preservar su calidad de vida.
9. Vida digna
Las residencias permiten que los mayores puedan seguir teniendo una vida digna, fomentando su autonomía, independencia y relaciones personales. El aislamiento y la falta de desarrollo de sus capacidades que sufren cuando viven solos acelera el proceso de pérdida de capacidades cognitivas y les expone a posibles peligros físicos.
10. Tranquilidad familiar
Por último, las residencias permiten que las familias también puedan estar tranquilas al tener la certeza de saber que sus mayores están bien cuidados en una residencia y que pueden visitarlos y compartir con ellos cada vez que lo deseen.
Cada residencia y cada familia son únicas. Trasladarse a vivir en un centro residencial puede ser una gran experiencia que brinde tranquilidad tanto al mayor como a su familia al saber que todos los aspectos de su vida diaria estarán atendidos, en un ambiente agradable y seguro.