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¿Sabes Cómo Detectar la Intolerancia a la Lactosa en Ancianos?

Cada vez es más común encontrar a personas que padezcan de problemas relacionados con la intolerancia a la lactosa. Pese a escucharlo cada vez más, los síntomas y remedios son poco conocidos. Es por eso que desde miResi queremos hablarte de la intolerancia a la lactosa en ancianos.

1. Qué es la intolerancia a la lactosa

La intolerancia a la lactosa es la imposibilidad del organismo para procesar la lactosa, es decir, el azúcar que contiene la leche. Esto es debido a que falta la enzima (llamada lactasa) que procesa este azúcar.

De normal, este azúcar se procesa y acaba en la sangre; para las personas con intolerancia, este proceso no se da y el azúcar sin procesar termina en el colon. Esto provoca que el proceso de digestión no se complete correctamente y el cuerpo trate de expulsar esta sustancia de su interior que le resulta extraña.

Al no dividirse en dos azúcares (glucosa y galactosa), la lactosa no se digiere y pasa directamente al intestino grueso. Allí, es tratado como ácido láctico, ácido acético y diversos gases.

Mujer con intolerancia a la lactosa en ancianos Mujer con intolerancia a la lactosa en ancianos
Anciana con intolerancia a la lactosa

2. Cómo afecta la intolerancia a la lactosa en el día a día de los mayores

La intolerancia a la lactosa tiene unos síntomas fácilmente identificables. Debemos estar atentos a las señales que nos den los mayores. Normalmente comentan que tienen problemas para ir al baño o se sienten revueltos después de una comida. En ese punto es cuando debemos estar atentos para cerciorarnos de que se trata de un problema en la digestión de la lactosa.

Los síntomas más habituales son los siguientes:

Infografía con los síntomas de la intolerancia a la lactosa en ancianos Infografía con los síntomas de la intolerancia a la lactosa en ancianos
Infografía con los síntomas de la intolerancia a la lactosa en ancianos

La intensidad de estos síntomas varía según la persona, el momento y la cantidad de lactosa ingerida. También puede ocurrir que, al principio, se tengan unas molestias leves y con el paso del tiempo estas aumenten hasta convertirse en una verdadera molestia que descoloque la rutina de nuestros mayores.

Se sabe que los mayores de 60 años son personas muy propensas a presentar esta dolencia, por lo que podemos decir que este es un problema que afecta a la mayoría de ancianos. Pese a que no se trate de un trastorno grave, puede llegar a ser molesto y condicionar la vida de nuestros mayores. Sobre todo a la hora de hacer vida en el exterior de casa, los mayores se pueden sentir cohibidos si tienen la tripa revuelta o diarreas constantes. Esto puede provocar que no les apetezca salir, y terminan por no socializar; lo cual es algo que debemos evitar a toda costa.

3. Causas de la intolerancia a la lactosa

Las causas que pueden llevar a una persona a desarrollar intolerancia son muy variadas. Desde enfermedades que modifiquen el intestino delgado a una predisposición genética.

Se ha comprobado que esta afección está más extendida por Asia, África y los países mediterráneos. De la misma forma, se ha observado que esta afección abunda entre las personas que nacieron de forma prematura.

Los tratamientos oncológicos dañan el intestino delgado. Las funciones de la enzima que procesa la lactosa se dañan hasta no poder realizar su función vital. De la misma forma, las dolencias intestinales facilitan la aparición de esta intolerancia.

Como se puede observar, ninguna de estas causas es controlable. No se puede prevenir la aparición de la intolerancia a la lactosa, sí se puede paliar el desarrollo cuando se detectan los primeros síntomas.

4. Tipos de intolerancia a la lactosa

-Intolerancia primaria: Esta es la forma más extendida. Los síntomas son leves y solo se manifiestan al ingerir grandes cantidades de lactosa. El origen no es genético, ya que las personas en este grupo no tenían problemas con la lactosa de niños, sino que los desarrollaron en la edad adulta. Tomar las cantidades básicas de lactosa de una dieta equilibrada no supone un problema para estas personas.

-Intolerancia secundaria: En este caso, la no capacidad para procesar la lactasa deriva de la secuela de una enfermedad, una intervención, una afección o el consumo de determinados medicamentos.

Las enfermedades y dolencias que pueden provocar intolerancia a la lactosa son:

  1. Celiaquía.
  2. Infecciones intestinales y estomacales.
  3. Enfermedad de Crohn.
  4. Enfermedades del intestino delgado.
  5. Patologías relacionadas con la diarrea.

Por otro lado, tratamientos agresivos como la quimioterapia o la radioterapia pueden provocar que se desarrolle este problema.

-Intolerancia congénita: Este es el tipo menos típico. Para que los niños nazcan con intolerancia a la lactosa debe ocurrir uno de los dos supuestos:

  1. Que ambos progenitores padezcan de intolerancia a la lactosa.
  2. Que sea prematuro y no haya desarrollado suficiente lactasa.

Pero no es lo común que los niños padezcan esta dolencia. Lo habitual es que esta se desarrolle a una edad más avanzada.

5. ¿Existen medicamentos para la intolerancia a la lactosa?

Sí, la lactasa, al tratarse de una enzima, se puede ingerir. Las pastillas o gotas de lactasa se pueden adquirir en cualquier farmacia sin necesidad de receta. Es un medicamento inofensivo. Pese a esto, es importante que tengamos en cuenta que hay que avisar a nuestro doctor o doctora de cabecera. Hay personas que no pueden consumir estos fármacos por cuestiones de metabolismo. Aunque no haya problema en tomarlo, un especialista debe determinar la dosis oportuna para que funcione.

Este medicamento se toma justo antes de comer un producto que contenga lactosa (15-20 minutos antes para que el organismo lo procese). Su función es la de sustituir a la enzima que no descompone la lactosa de los productos lácteos.

Es importante señalar que no existe un fármaco que pueda corregir definitivamente esta intolerancia. No es posible curar la intolerancia a la lactosa ni mediante un tratamiento médico ni mediante una intervención quirúrgica. 

6. Dieta para la intolerancia a la lactosa en ancianos

Como es evidente, la dieta de las personas con intolerancia a la lactosa debe reducir los niveles de lácteos en su menú. Esto no debe preocuparnos en exceso, ya que se está desarrollando toda una gama de productos sin lactosa.

Hoy en día se puede comer queso, leche e incluso helados sin lactosa. Esto facilita mucho la vida de las personas intolerantes. Sí es más complicado comer fuera de casa; aunque cada vez hay más restaurantes que ofrecen esta opción.

Algo que se desconoce, o a lo que no se quiere atender, es a los alimentos que llevan lactosa de una forma indirecta. Los platos precocinados, el embutido, la bollería, las salsas y los edulcorantes suelen tener cantidades significativas de lactosa.

Una buena noticia es que las personas con intolerancia suelen procesar bien el queso curado, ya que en el proceso de curación se pierde la lactosa. Ocurre lo mismo con los productos que contienen leche agria (yogures, salsas,…).

6.1. La falta de calcio, vitamina D y potasio

Una de las consecuencias directas de reducir el consumo de lácteos es que el cuerpo no reciba el aporte de calcio necesario. Esto es especialmente grave en la vejez, ya que los huesos requieren de grandes cantidades de este elemento para evitar roturas o ayudar a la recuperación temprana. Disponer de las cantidades necesarias de calcio puede suponer la prevención de la osteoporosis y la artritis, por ejemplo.

De la misma forma, las personas que dejan de ingerir la vitamina D y el potasio presente en estos productos.

En este caso, hay dos posibilidades:

  • Tomar suplementos de calcio, vitamina D y potasio

Este se puede tomar en forma de pastillas o polvos. Se ingiere con agua y la dosis va aumentando progresivamente para que el cuerpo se adapte (sin superar las recomendaciones diarias de consumo). En la farmacia no se precisa de una receta médica para comprarlo, pero siempre es aconsejable que se consulte con un profesional.

  • Consumir productos ricos en calcio, vitamina D y potasio que no lleven lactosa.

Otra opción que suele resultar muy atractiva para los usuarios es buscar alimentos que contengan grandes cantidades de estas sustancias y no tengan lactosa. Esta alternativa suele ser mucho más recomendada que los complejos vitamínicos y los suplementos en forma de pastilla, ya que es natural y se entiende como algo menos intrusivo con el cuerpo del paciente. Entre estos productos encontramos:

  • Pescado azul (atún, anchoas, bonito, cazón, caballa, sardinas,…).
  • Espinacas.
  • Marisco.
  • Cítricos.
  • Yema de huevo.
  • Verduras de hoja verde (col, lechuga, brócoli, acelgas,…).
  • Frutos secos y semillas como la chía o el sésamo.
  • Soja y tofu.

También se suele recomendar beber mucha agua mineral por su aporte en calcio (siempre hay que tener en cuenta que se pueden desarrollar problemas de riñón si esto no se controla).

Infografía con la dieta recomendada para la intolerancia a la lactosa en ancianos Infografía con la dieta recomendada para la intolerancia a la lactosa en ancianos
Infografía con la dieta recomendada para la intolerancia a la lactosa en ancianos

7. Productos sustitutivos de la leche con lactosa

Como hemos dicho, cada vez hay más productos destinados a las personas con problemas para procesar la lactosa. Cada vez son más accesibles y se pueden encontrar en más lugares. Si bien es cierto que muchos tienen un precio más alto. Esto está cambiando a medida que la gente lo demanda más y más. 

También se está consiguiendo que los restaurantes o bares incluyan opciones sin lactosa entre sus platos. La visibilización es la mejor forma de presionar a los comercios, fabricantes y establecimientos para que sean conscientes de esta realidad tan extendida.

Aún así, hay personas que prefieren productos que sustituyan a los lácteos. La leche de vaca, cabra u oveja (leches en la que se encuentra la lactosa) puede ser cambiada por leche de avena, soja, almendras o arroz. Pese a que el sabor no sea el mismo, puede que a nuestros mayores les guste más.

Hombre con problemas de intolerancia a la lactosa en ancianos Hombre con problemas de intolerancia a la lactosa en ancianos
Anciano con intolerancia a la lactosa

8. ¿Qué necesita un familiar que tiene intolerancia a la lactosa?

Cuando un profesional ha determinado que nuestro familiar presenta un problema para digerir los productos lácteos, debemos comenzar a controlar lo que come. No es complicado eliminar los productos con lactosa de la dieta gracias a las múltiples alternativas. También se puede recurrir a productos veganos, los cuales no llevan leche.

Sí es importante supervisar que los niveles de calcio, vitamina D y potasio se están adquiriendo por otros alimentos. Por ello, es necesario reconfigurar la dieta para que el menú aporte todos estos elementos.

La intolerancia a la lactosa es una condición con la que se puede vivir sin problema. La vida de las personas mayores no tienen que cambiar más allá de ligeras modificaciones en su dieta. Si se es prudente y se hace caso a las indicaciones, los mayores no sentirán ninguna de las molestias a las que anteriormente nos hemos referido.

Para ellos es importante encontrarse bien. Si los mayores están cómodos, pueden desarrollar su vida con mayor autonomía. La sensación de hinchazón o las diarreas constantes no son agradables para nadie, pero puede ocurrir que nuestro familiar sienta vergüenza de comunicárnoslo. Por ello, hay que hacer que se sientan seguros y, en ningún caso, juzgados. Mucha gente padece de intolerancia a la lactosa y no es un problema que esconder.

Los síntomas de la intolerancia a la lactosa pueden llegar a resultar molestos para nuestros mayores, pero no es una afección que requiera de grandes tratamientos. Por eso, es esencial conocer sus causas y evitar los alimentos que causan estas complicaciones. Siguiendo una serie de medidas sencillas se puede llevar una vida completamente normal.

Fuentes:

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Alberto Cheli
Periodista y estudiante de Geografía e Historia. Actualmente redactor en miResi con el objetivo de contar historias de interés social. “El pasado es la mejor forma de acceder a la realidad del presente”
Sobre el autor

Periodista y estudiante de Geografía e Historia. Actualmente redactor en miResi con el objetivo de contar historias de interés social. “El pasado es la mejor forma de acceder a la realidad del presente”
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