¿Qué tipos de residencias de ancianos hay?
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Las residencias de ancianos se pueden clasificar según diferentes criterios. Anteriormente, hemos visto que se pueden dividir según su tamaño, la temporalidad de la estancia, el tipo de asistencia que ofrecen y por su especialización.
Sin embargo, la clasificación principal de los geriátricos se hace por su titularidad. Según este criterio, se pueden distinguir tres tipos de residencias de ancianos en España:
¿Cómo acceder a una residencia pública?
¿Qué requisitos necesito?
Solicitar residencia de ancianos pública es el primer impulso de muchas familias que buscan residencia para sus mayores, ya que una de las principales preocupaciones a la hora de buscar residencia es el precio. Sin embargo, acceder a una plaza en una residencia de mayores pública es difícil, ya que la oferta es muy reducida. Por ello, antes de empezar, es necesario entender qué es una residencia pública y qué requisitos piden, debido a que su solicitud puede ser un proceso tedioso por las largas listas de espera.
Para conseguir una plaza pública, hay que saber que la legislación que rige el funcionamiento y los requisitos de acceso depende de cada Comunidad Autónoma. De esta manera, las condiciones y la vía para acceder a la plaza pueden variar. Sin embargo, existe un marco regulador estatal que recoge estas cuestiones, y, además, es importante recordar que cada centro cuenta con unas condiciones diferentes, por lo que conviene consultar con cada residencia de mayores previamente.
Aquí te dejamos una guía con los requisitos necesarios para entrar en una residencia de ancianos pública:
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Estar empadronado o residir en el municipio donde se vaya a solicitar el centro.
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Formar parte del sistema público de pensiones o, al menos, tener el derecho de prestaciones sociales.
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Tener más de 65 años. En algunos casos de dependencia moderada o severa, se permite el acceso con 60 años.
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Estar designado como persona dependiente médica o social.
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No estar sancionado con anterioridad en ningún otro centro público.
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No ser portador de ninguna enfermedad de carácter contagioso.
¿Cómo solicito el acceso a una residencia pública?
Si estos requisitos se cumplen, merece la pena intentar solicitar una plaza pública. Además, mientras se está tramitando este proceso, es posible acceder a una residencia privada, que brinde los cuidados necesarios hasta la obtención de la plaza pública.
Después de ver si se cumplen los requisitos, es necesario comenzar con un proceso de solicitud que no es del todo sencillo. Los pasos a seguir son:
Si bien el proceso puede ser largo, es posible acceder a una plaza en una residencia de ancianos pública si se reúnen los requisitos adecuados y el proceso se hace correctamente, por lo que es recomendable hacer la solicitud.
Mientras se está esperando la resolución o la adjudicación de una plaza pública, una buena opción puede ser buscar residencias de ancianos privadas de cara a proporcionar al familiar los cuidados necesarios mientras se espera. Si quieres empezar a buscar residencias privadas, miResi te ayuda haciendo una búsqueda personalizada y ofreciéndote los centros que más se adapten a tus necesidades.
¿Qué documentos tengo que aportar?
Igual que los requisitos para optar a la plaza pública en un centro geriátrico o el proceso de solicitud, los documentos que se van a requerir también pueden variar dependiendo de la Comunidad Autónoma donde se solicite.
No obstante, los documentos para la solicitud de una plaza pública son:
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DNI o documento de identificación del solicitante.
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Solicitud formal que se consigue en la Conserjería de Asuntos Sociales de la propia Comunidad Autónoma.
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En un modelo normalizado, se debe adjuntar una declaración jurada de ingresos y bienes del mayor.
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Certificado de empadronamiento original o copia compulsada por el Ayuntamiento, así como el certificado de convivencia de los miembros que forman la unidad familiar. Si el solicitante no vive en el lugar donde se pide la plaza, se debe justificar la causa de la petición.
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Certificado acreditativo de las pensiones recibidas.
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Informe médico en un modelo oficial expedido por la Conserjería.
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Informe social, también en un modelo expedido por la Conserjería, donde se explique la situación personal y familiar del anciano de cara a valorar la necesidad de la asistencia residencial.
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Copia de las cuentas bancarias que reflejen los movimientos realizados en los últimos seis meses.
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Declaración de ingresos y bienes.
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Certificación de la Agencia Tributaria sobre el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.
Por otro lado, en las residencias privadas, los documentos que se solicitan dependen de cada centro, así como la solicitud de la propia plaza. Éstos suelen constar del documento de identificación del mayor, y todos los documentos necesarios para acreditar y valorar su estado de salud, sus circunstancias y condiciones actuales. Asimismo, en los centros privados que admiten personas incapacitadas, se piden los documentos que acrediten esta situación y una autorización judicial que permita el ingreso en el centro.
Entonces ¿residencia pública o privada?
Después de ver si se reúnen los requisitos para una plaza pública en una residencia y formalizar la solicitud, hay que esperar a la resolución. Tanto si estás en el proceso de espera o si te han denegado la plaza pública, buscar otro tipo de ayuda puede ser necesario.
En este sentido, la ayuda asistencial no solo la ofrecen las residencias sino que también existen los centros de día para personas mayores, la ayuda a domicilio o la teleasistencia. Éstas también pueden ser de carácter público o privado. Para aquellas familias y personas que tengan claro que necesitan una residencia de mayores, buscar una residencia privada puede ser una buena alternativa.
Los geriátricos privados son centros que reúnen las mismas condiciones que los públicos y ofrecen servicios de gran calidad. Estos centros, al igual que los públicos, pueden estar especializados en diferentes tipos de patologías, como las residencias para Alzheimer. La diferencia principal entre una residencia pública y una privada es la titularidad del centro. Pero esta diferencia, no afecta ni a la calidad del servicio ni al trato al mayor.
Otra diferencia que puede ser definitoria es la diferencia de precio. El precio que paga el usuario de las residencias privadas lo establece la propia empresa, y el precio que se paga en una residencia pública es el mismo que se paga por una plaza concertada en una residencia privada. En estos casos, el residente paga en función de la pensión recibida.
Además, otra diferencia importante entre privadas y públicas es la lista de espera. Igual que hemos dicho que en las residencias públicas la espera puede ser muy larga, en las residencias privadas es raro estar esperando tanto tiempo, incluso los ingresos se pueden realizar casi de manera inmediata.
En cualquier caso, tanto en las plazas públicas como en las privadas, el trato y el servicio al residente va a ser de gran calidad, y van a velar por el bienestar y la promoción de la independencia del mayor.
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