Cuidados para personas con Ictus

Detección temprana de Ictus
Un diagnóstico temprano del ictus es de vital importancia, ya que la mayoría de los tratamientos pierden gran parte de su efectividad a partir de las 4,5 horas desde la aparición de los síntomas. Aproximadamente, el enfermo de ictus pierde unos 2 millones de neuronas por minuto hasta que recibe el tratamiento. Los síntomas del ictus y, ante los cuales hay que actuar con toda urgencia son: pérdida de fuerza en las extremidades de una mitad del cuerpo, alteración de la sensibilidad, pérdida repentina de visión, dificultad para hablar o comprender lo que dicen otras personas, dolor de cabeza intenso y sensación de inestabilidad o desequilibrio. Cuanto antes se acuda al médico ante estos síntomas, más efectivo será el tratamiento y cuidado de la enfermedad.

Evolución del paciente
Una vez superada la fase aguda de la enfermedad, el paciente requiere de un tiempo de recuperación y de un tratamiento individualizado y prolongado. Esta rehabilitación suele centrarse en áreas como la recuperación del habla y la comunicación, el razonamiento, la memoria, los problemas musculares, neurológicos y articulares, la vejiga, el intestino y la reeducación para tragar y comer. Debido a la cantidad de cuidados necesarios en la mayoría de los casos, muchas familias deciden que la mejor opción es acudir a residencias geriátricas especializadas en ictus para que cuenten con los profesionales y equipamiento necesarios para garantizar los mejores cuidados.

Tratamiento de la enfermedad
Actualmente, los tratamientos relacionados con los ictus tienen por objetivo preservar, tanto la vida de la persona, como sus funciones cerebrales. Es de vital importancia realizar estos tratamientos en las cuatro primeras horas tras la aparición de los síntomas ya que, de retrasar más el tratamiento, el pronóstico empeora considerablemente. De entre los posibles tratamientos destacan la fibrinolisis endovenosa, para disolver el trombo cerebral en los ictus isquémicos y, también la fibrinolisis intraarterial, como opción secundaria únicamente para casos en los que la primera opción falla o han pasado más de 5 horas. Pasada esta fase aguda, el paciente suele requerir de una etapa de rehabilitación con cuidados individualizados.
Tratamiento del Ictus en residencias

Tratamiento farmacológico
La terapia farmacológica se adapta en función de las necesidades del residente. Se utiliza para tratar las patologías generadas por el ictus, pero también puede ir encaminada a calmar el dolor, tratar la espasticidad o disminuir la depresión del enfermo en algunos casos

Fisioterapia
Tiene como objetivo la recuperación de capacidades como caminar, mantener el equilibrio o prevenir caídas. Se busca recuperar la autonomía del paciente para que pueda realizar por sí mismo funciones básicas y tener cierta independencia.

Logopedia
Las dificultades en la comunicación y la pronunciación tras el ictus son una consecuencia habitual. En unos casos se manifiesta por medio de la incapacidad de entender o emitir un lenguaje apropiado, en otros, por medio de problemas para articular palabras, pero con capacidad de comprensión y, por último, hay casos en los que se da el mutismo absoluto. El logopeda de la residencia se centrará en rehabilitar las capacidades comunicativas del residente con ictus.

Terapia psicológica
En muchas ocasiones, como consecuencia de los problemas motrices derivados del ictus, los enfermos caen en depresión. Esta nueva situación suele generar frustración y bajada de autoestima. Con el objetivo de lograr el bienestar de sus residentes, muchos centros especializados en ictus ofrecen terapia psicológica para sus residentes.

Terapia Ocupacional
Uno de los tratamientos del ictus más comunes en residencias es la terapia ocupacional en la que se busca reeducar al mayor en actividades de su vida diaria para mejorar su movilización y su capacidad de adaptarse al entorno.

Disfagia
No siempre es una consecuencia del ictus, pero en ocasiones los enfermos pueden presentar . En estos casos, los asilos para mayores deben modificar la dieta y seguir las técnicas de alimentación adecuadas para prevenir la desnutrición, deshidratación o atragantamiento.
Mejores residencias con cuidados para Ictus
Testimonios de familiares de mayores con Ictus
Preguntas frecuentes
¿Qué es un ictus?
Ictus es un término que engloba cualquier patología cerebrovascular aguda, como la brusca obstrucción o rotura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Es decir, engloba términos médicos más específicos como la trombosis, embolia, derrame cerebral o apoplejía. Se distinguen distintos tipos de ictus, dependiendo de si se trata de la obstrucción (ictus isquémico) o rotura (ictus hemorrágico) de una arteria en el cerebro.
¿Cuál es su sintomatología?
Los síntomas de un ictus al contrario que los de un infarto, son desconocidos por la mayoría de las personas. Por ello, es importante conocer bien estos síntomas para ser capaces de actuar lo más rápido posible ante su aparición. Entre los síntomas más comunes se encuentran:
- La pérdida de fuerza en la cara, brazo o pierna de una mitad del cuerpo.
- La alteración de la sensibilidad, provocando una sensación de hormigueo en cara, brazo o pierna de una mitad del cuerpo.
- La repentina dificultad para hablar o entender lo que le dicen.
- Dolor de cabeza intenso
- Sensación repentina de inestabilidad o desequilibrio.
Ante la aparición de uno o varios síntomas, aunque sea solo de manera transitoria, es muy importante acudir al hospital lo más rápido posible, ya que, algunos tratamientos solo se pueden realizar en las primeras horas tras la manifestación de los síntomas.
¿Qué tipos de ictus existen?
Existen dos grandes categorías de ictus, dentro de las cuales se distinguen varias tipologías. Los ictus hemorrágicos tienen lugar cuando uno o varios vasos sanguíneos se rompen, asfixiando el tejido cerebral y aplicando presión dentro del cráneo. Dentro de esta categoría se distinguen los ictus por traumatismo craneoencefálico, aneurisma o MAV. La otra gran categoría son los ictus isquémicos, también conocidos como infarto cerebral, en el cual una de las arterias cerebrales queda obstruida y, como consecuencia, no fluye correctamente la sangre al cerebro. Dentro de la categoría de ictus isquémicos se encuentran los ictus por embolia cerebral, por trombosis cerebral, por accidente isquémico transitorio y los ictus hemodinámico y lacunar.
¿Es un ictus mortal?
El ictus es una enfermedad grave. En uno de cada cinco casos es mortal y casi la mitad de las personas que sobreviven quedan con una discapacidad grave. En España, casi 30.000 personas mueren al año a raíz de esta enfermedad.
¿Es posible prevenir los ictus?
No se puede asegurar la prevención de un ictus, pero sí hay una serie de consejos que se pueden seguir para minimizar el riesgo de sufrirlo:
- Tener una alimentación variada y saludable, con un bajo contenido de grasas y sal.
- Hacer ejercicio físico con regularidad.
- Vigilar el peso, la presión arterial y cuidar los niveles de colesterol y azúcar en sangre.
- No fumar.
- Minimizar el consumo de alcohol.
Si ya se ha sufrido un ictus con anterioridad, hay que sumarle a las medidas ya mencionadas, la toma diaria de la medicación prescrita y el control médico periódico.
¿Son los ictus más comunes en hombres o en mujeres?
En España, los ictus son la mayor causa de muerte de las mujeres. El 20% de las mujeres sufren un accidente cerebrovascular a lo largo de su vida. Al año, 16.000 mujeres y 12.000 hombres fallecen a causa de esto.
Los principales motivos por los que más mujeres fallecen a causa de accidentes cerebrovasculares es porque tienen una mayor sensibilidad biológica al daño cerebral, porque estadísticamente son menos proclives a acudir al hospital y porque sufren más estrés.
¿Qué causa esta enfermedad?
Se denomina ictus al accidente cerebrovascular causado por la rotura u obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral. Se distinguen los siguientes factores de riesgo que pueden causar la enfermedad:
- Tener alta la presión sanguínea: Este es el mayor factor de riesgo en relación a los ictus. Alrededor del 70% de los ictus surgen a raíz de una alta presión arterial
- Edad: Las personas de mayor edad tienen un riesgo mayor de sufrir un ictus. A partir de los 55 años el riesgo de sufrir un ictus se duplica cada 10 años.
- Herencia familiar: Si un familiar ascendiente lo ha sufrido aumenta el riesgo de padecer la enfermedad.
- Haber sufrido un ictus con anterioridad: Una vez se ha sufrido un ictus, se aumenta considerablemente el riesgo de repetirse en el futuro.
- Ser fumador: Los componentes del tabaco dañan el sistema cardiovascular, aumentando el riesgo.
- Presentar una enfermedad cardíaca: Un corazón débil incrementa el riesgo de sufrir un ictus.
Existen muchos más factores de riesgo, como el consumo de drogas o alcohol, sufrir ataques isquémicos transitorios o tener el contador de glóbulos rojos alto; sin embargo, las descritas anteriormente son los más comunes detonantes de la enfermedad.
¿Se dispone de tratamiento para los ictus?
Los tratamientos existentes tienen como objetivo preservar la vida de la persona y sus funciones cerebrales. Estos tratamientos deben administrarse menos de 5 horas tras la aparición de los síntomas para maximizar su eficacia. Dentro de las posibles opciones de tratamiento existen:
- La fibrinolisis endovenosa, que se trata de suministrar un fármaco con el objetivo de disolver el trombo cerebral. Este tratamiento se utiliza únicamente en el caso de los ictus isquémicos.
- La fibrinolisis intraarterial, es una opción secundaria que se realiza en caso de haber fallado la anterior opción o haber transcurrido más de 5 horas.
Una vez concluida la fase aguda, se debe realizar un tratamiento rehabilitador específico para cada paciente en el que se pueden trabajar funciones afectadas como el habla, la movilidad, etc. Dependiendo de la gravedad de las secuelas, este proceso puede prolongarse semana, meses o indefinidamente.
¿Es hereditario el ictus?
Tener hermanos que han sufrido un ictus con anterioridad eleva en un 60% el riesgo de padecer un ictus en el futuro. Erik Ingelsson, profesor de epidemiología cardiovascular, afirma que los médicos deben estar atentos a los familiares con ictus del paciente, ya que, tener padres o hermanos que hayan sufrido un ictus, incrementa las posibilidades de padecerlo.
¿Existen ejercicios para disminuir el efecto de la enfermedad?
El ictus es una enfermedad de alta gravedad que en casi la mitad de los casos deja a sus supervivientes con discapacidades graves. Por tanto, es necesario recibir rehabilitación para recuperar movilidad en una o varias extremidades y para recuperar el habla en ciertos casos. Debido a que existen muchas tipologías de ictus y que a cada paciente le afecta de una manera distinta, es necesario realizar terapias individualizadas para maximizar la capacidad de recuperación.
¿Se puede fumar y beber habiendo sufrido un ictus?
No. Tanto el consumo de alcohol, como el de tabaco, son, por sí solos, factores de riesgo que aumentan las posibilidades de sufrir un ictus. Esto, sumado a que cuando una persona ya ha sufrido un ictus, es más propenso a volver a sufrirlo, hacen que sea completamente desaconsejable su consumo.
¿Puede volver a conducir una persona que ha sufrido un ictus?
Dependerá de la gravedad de las secuelas. En la mitad de los casos, los sobrevivientes a un ictus quedan con discapacidades graves que imposibilitan la conducción. En los casos en los que el paciente se recupera correctamente y tiene la movilidad suficiente, deberá volver a pasar una evaluación médica de conductores en un centro de reconocimiento autorizado. Si en el centro estiman que está capacitado para la conducción, entonces podrá conducir con toda normalidad.
¿Dónde estará mejor un enfermo de ictus: en casa o en una residencia?
Una vez se ha superado la fase aguda de la enfermedad, es posible el cuidado del paciente en el domicilio. Hay que tener en cuenta que, dependiendo del caso, es posible que el enfermo requiera de equipamiento especializado o de atención 24 horas por un profesional. En estos casos, es preferible que el paciente se encuentre en un centro especializado donde vaya a recibir la mejor atención y los mejores cuidados posibles hasta su recuperación.