Guía Completa sobre el Ictus
Cuando pensamos en ictus, creemos que es una patología que afecta solo a las personas mayores. Sin embargo, es muy poca la información que disponemos sobre este accidente cerebrovascular tan grave. Aunque es cierto que a partir de los 65 años se incrementa el riesgo de padecer un ictus, puede suceder a cualquier edad. Por ello, es muy necesario conocer a fondo qué es un ictus y cómo podemos prevenir, para así poder llevar una buena calidad de vida o poder ayudar a aquellos que han padecido uno.
Actualmente, se estima que aproximadamente 17 millones de personas sufren un ictus en todo el mundo, es decir, 1 de cada 4 personas podrá sufrir un ictus en algún momento de su vida.
Esta enfermedad afecta gravemente a la salud de las personas mayores y a sus familias. Las secuelas que deja el ictus son de importante gravedad, siendo la principal causa de discapacidad en la actualidad. Además, sus consecuencias afectan, no solo a la salud física de los pacientes, sino también a la mental, ya que puede llegar a despojar de toda identidad e independencia a las personas que la padecen.
Por ello, es importante que nos informemos bien sobre cómo prevenir esta enfermedad, y si alguno de nuestros familiares la padece, saber cómo tratarla y convivir con sus secuelas. Como sociedad, tenemos que trabajar en dar los mejores cuidados a las personas mayores que han sufrido ictus, sin olvidarnos de familiares y seres queridos.
En miResi hemos elaborado esta guía completa sobre el ictus, o accidente cerebrovascular. Queremos ayudarte. Por eso, te ofrecemos información veraz sobre qué es el ictus, cuáles son sus causas, sus síntomas y su tratamiento. Además, te ayudamos gratis y de manera personalizada a encontrar los mejores cuidados para tu familiar mayor. Tu bienestar es el motor de nuestro trabajo.
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¿Qué es el ictus?
Un ictus es una alteración repentina de la circulación de la sangre al cerebro. Este término engloba cualquier accidente cerebrovascular agudo, como la rotura u obstrucción de un vaso sanguíneo. Por lo general, el ictus también puede llamarse derrame cerebral, embolia, apoplejía u trombosis cerebral.
Como establece la Fundació Ictus, en caso de que se produzca un accidente de este tipo, el tiempo de respuesta es muy importante, ya que se trata de una urgencia médica que afecta directamente al cerebro y puede poner en riesgo las funciones cognitivas, motoras y sensitivas. Además, cada minuto que pasa es esencial, ya que pueden llegar a perder 2 millones de neuronas, lo que agrava la recuperación posterior y el grado de discapacidad que puede causar.
¿Cómo se produce un ictus?
El ictus se produce cuando la sangre no llega de manera adecuada al cerebro lo que produce una falta de oxígeno y nutrientes, evitando su correcto funcionamiento. Esto hace que las neuronas mueran por la falta de nutrientes y la parte afectada empieza a degradarse por la falta de oxígeno.
Cuando el cerebro se ve alterado de tal manera, puede quedar afectado transitoria o permanentemente. Por ello, cada persona sufre las consecuencias del ictus de manera diferente, y la urgencia a la hora de socorrer es esencial. Cuanto antes se atienda a una persona que ha sufrido un ictus, mejor será la recuperación.
Tipos de ictus
Es esencial conocer los diferentes tipos de ictus que existen para poder buscar el tratamiento más adecuado en cada caso. Existen dos tipos de ictus principales: el ictus isquémico y el ictus hemorrágico.
Ictus isquémico
Este tipo de accidente cerebrovascular representa el 85% de los casos, sobre todo en las personas mayores de 65 años. Las consecuencias de un ictus pueden llegar a ser muy catastróficas, ya que es posible llegar a producir situaciones irreversibles. No obstante, los síntomas son fáciles de identificar, ya que la persona se queda prácticamente incapacitada, de modo que es fácil reconocerlo.
El ictus isquémico se produce cuando un depósito de grasa obstruye una arteria cerebral y, por lo tanto, la sangre no puede llegar bien al cerebro. Estos depósitos de grasa pueden provocar dos tipos de obstrucciones:
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Trombosis
Es un coágulo que se ha formado y desarrollado en el propio vaso sanguíneo cerebral.
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Embolismo
El depósito de grasa se origina, normalmente, en una de las arterias principales de la parte del torso, como el pecho o el corazón. Cuando este coágulo se desprende puede desplazarse hasta un vaso sanguíneo más pequeño y bloquearlo.
Por otro lado, los tipos más frecuentes de ictus isquémicos son:
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Ictus isquémico transitorio
Es de corta duración y no presenta consecuencias tan graves. Normalmente, dura menos de 2 horas y la mayoría de los pacientes que sufren un ictus isquémico grave ha sufrido uno transitorio previamente.
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Infarto cerebral
Este es de carácter permanente y deja lesiones muy graves.
Asimismo, según la ubicación del ictus, también puede clasificarse en:
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Ictus lacunar
Es un infarto inferior a los 15 mm de diámetro que es causado por la obstrucción de pequeñas ramas arteriales penetrantes de circulación terminal. Por lo general, sus síntomas suelen ser muy específicos.
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Ictus de circulación posterior
Es un accidente cerebrovascular que genera un déficit motor considerable y que afecta a los nervios craneales.
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Ictus isquémico total
Este tipo de derrame cerebral afecta a la arteria cerebral media o la anterior y tiene un impacto muy grave en el paciente.
Ictus hemorrágico
El ictus hemorrágico también se puede denominar como hemorragia cerebral y se produce cuando una arteria del cerebro se rompe y genera un derrame cerebral. Es la hipertensión arterial la que produce esta hemorragia, y puede estar causada por diferentes factores como el alcohol, las drogas, el tabaco o algunos fármacos anticoagulantes.
Además, por lo general, la recuperación de este tipo de accidentes es más difícil. Se estima que solo un 10% podrá volver a ser independiente en un corto plazo y un 20% en un plazo más amplio.
A su vez, existen dos tipos ictus hemorrágicos:
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Hemorragia intracerebral
Es el tipo de ictus hemorrágico más frecuente y se produce cuando se rompe una arteria cerebral, lo que genera que la sangre presione y dañe el tejido cerebral afectando gravemente a todo el encéfalo.
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Hemorragia subaracnoidea
Es el famoso aneurisma arterial, producido cuando éste se rompe. Las aneurismas son malformaciones en las paredes de las arterias localizadas en la parte interior del cráneo.
Síntomas del ictus
Por lo general, los ictus se desarrollan de manera rápida, lo que puede producir una lesión cerebral en muy pocos minutos. En cambio, no es común que un ictus empeore a medida que el tiempo avanza, y por tanto debemos de estar al tanto de las señales para poder actuar a tiempo.
A rasgos generales, cuando el accidente cerebrovascular afecta a la parte izquierda del cerebro es la parte derecha del cuerpo la que manifiesta los síntomas. Y, por el contrario, si es la parte derecha del cerebro la afectada, será la parte izquierda del cuerpo la que exteriorice los signos de ictus.
Principales signos de alerta
Los signos del ictus pueden manifestarse de diferente forma en cada paciente, sin embargo la Sociedad Española de Neurología (SEN), establece que los principales signos ante los que tenemos que estar alerta son:
¿Cómo actuar frente a un ictus?
Es muy importante conocer los síntomas principales del ictus para poder actuar de manera rápida y así poder aplicar el tratamiento adecuado a cada paciente, lo que puede ayudar a reducir las secuelas en la recuperación.
Comprobar si sufre un ictus
Si encontramos a una persona que presenta alguno de los síntomas anteriores, podemos realizarle alguna de las siguientes comprobaciones para asegurarnos de que está sufriendo un ictus:
Llamar a emergencias
Cuando se ha identificado que una persona sufre un ictus, cada segundo que pasa es esencial y hay que actuar con calma pero con rapidez. Por ello, lo primero que se debe hacer es llamar al número de emergencias, 112, y esperar a que llegue la atención sanitaria.
Mientras se espera es conveniente asegurarse que la persona afectada está lo más cómoda posible y tratar de evitar complicaciones respiratorias. Además, es recomendable mantenerlo sentado o tumbado para que no pueda tropezar y así evitar caídas. Además, hay que evitar darle comida o bebida, ya que puede producir asfixia o atragantamientos.
Seguir este protocolo puede garantizar una buena recuperación o, incluso, prevenir el ictus.
Causas del ictus
Cuando una persona sufre un ictus, tiene graves consecuencias, no solo para el mayor afectado, sino también para toda la familia, así como amigos y conocidos. Cada vez existen más investigaciones que ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas y así evitar las causas que provocan los ictus. No obstante, la mejor manera de evitar que se produzca un ictus, es a través de la prevención.
Los ictus pueden estar originados por diferentes causas, y para determinar con exactitud es necesario realizar un escáner cerebral. Además, el médico necesitará completar el diagnóstico con un análisis de las enfermedades previas, crónicas, los factores de riesgo y examinando el estado de los vasos cerebrales del paciente.
Un correcto análisis de las causas por las que se ha producido un ictus permite poder adecuar correctamente el tratamiento para la recuperación, así como para poder evitarlo, ya que hay probabilidades de que se pueda volver a repetir.
Según el Hospital Universitari Clínic de Barcelona, las causas están clasificadas en función de los dos tipos de ictus: el isquémico y el hemorrágico.
Causas del ictus isquémico
A su vez, existen diferentes causas que pueden dar origen a un ictus isquémico.
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Ictus por arteriosclerosis
Es causada por la inflamación de las arterias, lo que genera un endurecimiento a la vez que una acumulación de colesterol en las paredes de la arteria. Finalmente, acaba convirtiéndose en un trombo, que se puede encontrar tanto en una arteria cerebral como en cualquier otra arteria y que acabe en el cerebro.
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Ictus cardioembólico
Sufrir arritmias o algún tipo de cardiopatía puede ser causa de un ictus, ya que propician la formación de coágulos de sangre en el interior del corazón. Este trombo puede viajar hasta el cerebro y producir un ictus.
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Ictus por trombosis venosa cerebral
Por lo general, los ictus se producen por el taponamiento de una arteria, no obstante, también puede formarse por un trombo en alguna vena cerebral. También es posible que se pueda producir la rotura del vaso sanguíneo, produciendo una hemorragia cerebral.
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Ictus sin causa aparente
Asimismo, incluso después de realizar estudios y análisis, es posible que no se encuentre la causa que ha generado el ictus isquémico.
Causas del ictus isquémico
Por otro lado, las causas del ictus hemorrágico también pueden ser varias.
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Hipertensión arterial
La hipertensión puede provocar obstrucción y rotura de las arterias, lo que puede desembocar en una hemorragia cerebral. Suelen darse en partes profundas del cerebro.
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Malformaciones vasculares
Las hemorragias en el cráneo pueden producirse por la rotura de vasos que ya sufrían una malformación con anterioridad, derivando un posible ictus.
Factores de riesgo
Del mismo modo que es importante conocer las causas para prevenir de manera adecuada un ictus, es igual de importante conocer los factores de riesgo. A través de un estilo de vida saludable, un cuidado integral de la salud, física y mental, y un conocimiento de los factores de riesgo para poder evitarlos, es posible prevenir en un alto porcentaje el padecimiento de un ictus.
Según la American Stroke Association, los factores de riesgo están clasificados en modificables, o no modificables.
Factores de riesgo no modificables
Los factores de riesgo no modificables son aquellos que no podemos hacerles frente:
Edad
A partir de los 55 ictus las probabilidades de sufrir un ictus se duplican cada 10 años.
Raza
Las personas de raza afroamericana experimentan un riesgo mayor debido a que tienen mayor riesgo de padecer hipertensión arterial, diabetes u obesidad.
Sexo
Por razones biológicas, las mujeres tienen un mayor riesgo de sufrir un ictus.
Antecedentes familiares
Si la persona tiene familiares que han sufrido un ictus con anterioridad, las probabilidades aumentan, especialmente a partir de los 65 años.
Ictus previos
Si se ha padecido un episodio previo de carácter transitorio, también es posible que se incremente la probabilidad de padecer uno posteriormente.
Factores de riesgo modificables
Por otro lado, los factores de riesgo modificables son aquellos que sí pueden modificarse y marcan la diferencia entre sufrir un accidente cerebrovascular o no a lo largo de nuestra vida. Son los siguientes:
Hipertensión arterial no controlada
Si una persona padece hipertensión arterial es importante controlarla para evitar que pueda provocar un ictus.
Diabetes
Si se padece diabetes es muy importante tratarla, así como llevar una dieta saludable para evitar que pueda aparecer por malos hábitos.
Tabaco
Los compuestos del tabaco afectan directamente al sistema cardiovascular. Esto puede generar problemas en los vasos sanguíneos y desembocar en un cerebrovascular.
Dieta poco saludable
Las dietas poco saludables afectan directamente al organismo. Por ello es muy importante consumir alimentos de calidad que favorezcan la actividad cardiaca y física y evitar todos aquellos que puedan propiciar la aparición del colesterol, como las grasas saturadas.
Sedentarismo
La falta de actividad puede propiciar la aparición de patologías como sobrepeso, obesidad, colesterol alto, etc. Por ello, se recomienda llevar una vida activa y equilibrada.
Enfermedades arteriales
Las enfermedades arteriales, como la aterosclerosis permite la aparición de trombos que, con el tiempo, pueden llegar al cerebro.
Cardiopatías
Las diferentes patologías que afectan al corazón, especialmente la enfermedad coronaria y la insuficiencia cardíaca pueden ayudar a que aparezca un ictus.
Anemia drepanocítica
Si una persona sufre anemia drepanocítica, es muy probable que pueda sufrir un trombo ya que los glóbulos rojos transportan menos oxígeno y tienden a formar trombos.
Diagnóstico del ictus
Cada minuto que pasa tras un ictus, se pierden aproximadamente 2 millones de neuronas y 14.000 millones de conexiones entre neuronas. Por ello, es muy importante una actuación rápida en las primeras horas del ictus. Solo así se puede garantizar una recuperación adecuada evitando las secuelas graves o la repetición de otros episodios.
Además, no todas las personas sufren de la misma manera el ictus, por lo que es recomendable realizar un diagnóstico profesional adecuado para establecer el tratamiento y la rehabilitación que mejor se adapte en cada caso.
Pruebas principales para diagnosticar un ictus
Ante cualquier sospecha de ictus, lo primero es avisar a emergencias. Una vez la persona se encuentra en manos profesionales, hay que hacer una valoración muy exhaustiva de los síntomas para descartar otro tipo de afecciones y concretar el ictus.
Según el Hospital Clínico de Barcelona, las primeras pruebas que se deben realizar están orientadas para desestimar una hipoglucemia, un infarto o una hemorragia de otro tipo. Por ello, las principales herramientas de diagnóstico que se usan en la actualidad son dos: las técnicas de neuroimagen y las pruebas para visualizar los vasos sanguíneos.
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Técnicas de neuroimagen
Las principales son la tomografía computarizada o la resonancia magnética.
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Pruebas para visualizar los vasos sanguíneos
La principal forma de visualizar los vasos sanguíneos es a través de la angiografía por tomografía computarizada. Ésta permite conseguir una imagen muy detallada de los vasos sanguíneos, lo cual ayuda a localizar la oclusión que provoca el ictus.
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Otras pruebas
Por otro lado, una vez diagnosticado el ictus, en la mayoría de los casos es necesario saber por qué ha ocurrido el accidente cerebrovascular. Por ello, se pueden realizar otro tipo de pruebas complementarias para evitar que pueda volver a suceder.
A través de la ecografía se puede estudiar cómo es el flujo de la sangre que pasa a través de las arterias y las venas, y así determinar que todo funciona con normalidad. Además, esto es útil para ver si la persona afectada sufre arteriosclerosis u otro tipo de enfermedad que pueda afectar a los vasos sanguíneos. También puede complementarse con la ecocardiografía para ver si existen alteraciones anatómicas del corazón.
Asimismo, es posible realizar analíticas para medir el azúcar y el colesterol, u afecciones que puedan favorecer la trombosis y la acumulación de grasa.
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Encuentra tu residenciaTratamiento del ictus
Una vez se ha detectado el ictus y sus causas, y se está en manos de profesionales, es necesario buscar un tratamiento adecuado. Cada paciente es diferente, por eso los tratamientos pueden variar en cada caso. Además, como familiares tenemos un papel muy importante en la recuperación de nuestro ser querido, ya que somos un pilar fundamental para ellos.
También es importante saber que, aunque el tratamiento debe aplicarse en el momento en el que se detecta el ictus, será la rehabilitación posterior la que ayudará a paliar las secuelas que éste pueda producir, mejorando así la calidad de vida.
Según el Hospital Clínico de Barcelona, los tratamientos varían en función del tipo de ictus que padezca la persona.
Tratamiento para el ictus isquémico
Si el ictus que ha sufrido la persona es de carácter isquémico se diferencian dos fases de tratamiento principales.
Esta primera fase corresponde a cuando el ictus acaba de suceder, por lo que lo más importante es restablecer el flujo sanguíneo (revascularizar) cuanto antes para frenar la lesión cerebral. Aquí, cada segundo que pasa es crucial ya que en pocos minutos pueden llegar a morir numerosas neuronas.
Entre los tratamientos más comunes se encuentran, por un lado, aquellos que con medicamentos intravenosos se disuelven los trombos, y aquellos que consisten en introducir un catéter por la arteria obstruida y destaparla. Este segundo tratamiento se aplica cuando el trombo ha obstruido alguna de las arterias principales que lleva la sangre al cerebro.
En esta segunda fase del ictus, el principal objetivo de los tratamientos es evitar que éste pueda volver a suceder, de manera que el tratamiento que se aplica suele ser de carácter preventivo.
Sin embargo, y hasta ahora, el único tratamiento eficaz en esta fase avanzada del ictus es un fármaco trombolítico que ayuda a deshacer el trombo, salvando así parte del cerebro en riesgo de morir. Es esencial que esta medicación se administre en las primeras 5 horas del ictus, y en personas que no padecen ningún riesgo ni contraindicación. No obstante, como indican desde el Clínico, este tratamiento debe realizarse en hospitales experimentados y de la forma más rápida y segura posible.
Tratamiento para el ictus hemorrágico
Por otro lado, en los casos donde el ictus es de carácter hemorrágico, y si el sangrado está cerca de la superficie del cerebro, es posible realizar una intervención para eliminar la sangre o tratar la hemorragia. Además, si la hemorragia es secundaria a un aneurisma, se puede realizar una intervención para tapar el vaso lesionado y dejarlo fuera de la circulación.
Rehabilitación del ictus
El papel que juega la rehabilitación en el ictus es fundamental. Solo a través de una buena rehabilitación, con un equipo multidisciplinar, se podrá disminuir el impacto de las secuelas.
Este proceso de recuperación es largo, no solo para los pacientes afectados, sino también para las familias, ya que es un proceso que puede llegar a ser muy duro por sus graves efectos en la salud. Las posibles secuelas que puede provocar un ictus son:
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Parálisis
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Deterioro cognitivo
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Dificultad para hablar
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Problemas en la capacidad sensorial
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Inestabilidad emocional
Profesionales necesarios en la rehabilitación del ictus
La aplicación de una rehabilitación adecuada abarca a varios profesionales, y todos ellos unen sus esfuerzos en lograr la rehabilitación del paciente mayor. Por ello, un programa de rehabilitación debe iniciarse muy rápido, en la segunda fase del tratamiento, es decir en las primeras 24 o 48 horas. Sin embargo, es necesario que la persona esté estable y pueda tener una capacidad mínima como para iniciar el tratamiento.
Además, en la mayor parte de los casos, el alta hospitalaria viene antes de que la rehabilitación haya terminado. Esto hace que muchas familias y mayores tengan que acudir de forma periódica durante todo el tratamiento rehabilitador al hospital. En ocasiones, las familias buscan ayuda en centros especializados, como las residencias especializadas en el tratamiento del ictus, para llevar a cabo esta rehabilitación de la mejor manera posible. Allí, los profesionales ofrecen los mejores cuidados y servicios a familias y mayores.
Para que este proceso sea lo más funcional posible y ayude realmente a paliar los efectos del ictus, así como a prevenir posibles riesgos futuros, la rehabilitación la imparte un equipo de profesionales multidisciplinar. De esta manera se garantiza que todas las necesidades del mayor quedan cubiertas.
El personal sanitario implicado en la rehabilitación del ictus es:
Médico de cabecera
Es quien se encargará de mandar las diferentes pruebas y tratamientos especiales, así como de llevar la evolución del paciente. Será necesario acudir a él de manera periódica para evaluar si el paciente progresa adecuadamente.
Fisioterapeuta
Este especialista se encargará de recuperar la movilidad y la masa muscular del paciente. Trabajará la fuerza, la resistencia y la elasticidad, así como los posibles dolores que el mayor pueda tener. Es decir, se encarga de mejorar el deterioro motor que haya podido causar el ictus.
Terapeuta ocupacional
El terapeuta ocupacional se encarga de trabajar con el paciente aquellas aptitudes necesarias para realizar las tareas de la vida cotidiana, como el aseo personal o la comunicación conotras personas. Además, ayuda mucho a las familias indicándoles como tienen que adaptar el hogar a la nuevas necesidades de la persona.
Logopeda
Cuando una persona sufre un ictus, es muy probable que manifieste dificultades en el lenguaje debido al posible daño cerebral. Por ello, este especialista trabaja áreas como la articulación, la comprensión verbal, las dificultades para masticar, etc.
Otros especialistas
Como cada caso es diferente, es posible que se necesiten más profesionales sanitarios para una correcta rehabilitación. Algunos de ellos pueden ser los trabajadores sociales, los neurólogos, gastroenterólogos, gerontólogos, etc.
Prevención del ictus
Sin duda alguna, y como hemos visto a lo largo de esta guía, la mejor manera de tratar un ictus es a través de la prevención. Ya hemos visto los factores de riesgo modificables, y son aquellos en los que queremos hacer especial hincapié.
Por norma general, una vida con unos hábitos saludables ayudan considerablemente a prevenir el ictus, así como otras patologías relacionadas con la edad. Sin embargo, lo más importante para prevenir el ictus es:
Diferencia entre ictus y derrame cerebral
Los conceptos ictus y derrame cerebral suelen usarse de manera indistinta, pero en realidad no son sinónimos, y vamos a explicarte cuál es la diferencia.
En primer lugar, como ya hemos visto, el ictus es una condición que afecta al flujo sanguíneo de alguna de las partes del cerebro. Lo que sucede es que la sangre no llega bien y por tanto las neuronas y conexiones neuronales mueren, afectando al funcionamiento de esa parte del cerebro. Además, existen dos tipos de ictus, el de carácter hemorrágico y el de carácter isquémico.
Es aquí donde radica la principal diferencia. Cuando hacemos referencia a un derrame cerebral hablamos concretamente de un ictus hemorrágico. Es decir, cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y entonces sucede la hemorragia.
Por ello, la única y principal diferencia entre ictus y derrame cerebral es que el derrame cerebral es un tipo de ictus, el hemorrágico. Es aquel que hace que la sangre se derrame por una parte del cerebro debido a una rotura del vaso sanguíneo.
No obstante, ante cualquier signo de alerta es necesario buscar ayuda profesional. Cuanto más se tarda en actuar, mayores pueden ser las secuelas de esta hemorragia cerebral.
10 Preguntas frecuentes sobre el ictus
Las secuelas de esta enfermedad afectan tanto a mayores como a familias, y por ello es normal sentirse desorientado cuando sucede en un caso cercano Es por ello que las dudas y preguntas afloran, así como las preocupaciones sobre la salud de nuestro ser querido.
En miResi, hemos recopilado las 10 preguntas más frecuentes relacionadas con el ictus, y así poder ofrecerte respuestas más concretas a las preguntas que te puedan surgir. No obstante, si sigues teniendo dudas, o quieres buscar ayuda profesional para tu familiar mayor, ponte en contacto con nosotros. Te asesoraremos de manera gratuita y personalizada, y responderemos todas las consultas que puedas tener. Nos gusta ayudarte.
¿Cuál es la esperanza de vida después de un ictus?
El ictus es una de las causas más comunes de discapacidad y muerte en personas mayores. En función del tiempo de reacción y la edad, la esperanza de vida será una u otra. Los datos actuales dicen que de las personas mayores de 65 años que sufren un ictus, el 16% llegan a fallecer el primer año. Además, casi el 42% queda con secuelas moderadas o graves después de sufrir este tipo de accidente cerebral. Asimismo, algunos estudios recientes revelan que la esperanza de vida después de un ictus es de 12,4 años. No obstante, estos estudios no tenían en cuenta la variable de la edad.
¿Te puede dar un ictus y no enterarte?
Existe un tipo de ictus que se produce con muy poca intensidad, no produce los síntomas normales del ictus y que desaparece rápidamente. Este tipo de ictus es llamado asintomático o silente, y a pesar de que no parece grave, es de gran urgencia médica, sobre todo si la persona no recibe el tratamiento necesario. El no tratar estos ataques transitorios hace que el porcentaje de sufrir otro ictus en periodo corto de tiempo se eleve casi en un 12%.
¿Cuándo se repite un ictus?
Cuando una persona sufre un accidente cardiovascular, como el ictus, es muy importante tratarlo en las primeras horas, ya que la vida de la persona puede verse afectada gravemente si no se trata. Por lo general, tras un primer ataque isquémico, aproximadamente la mitad de la población sufre una repetición en la siguiente semana, y el 40% en los siguientes 30 días. Por ello, una detección a tiempo es clave para ayudar a la persona a prevenir un siguiente accidente cerebrovascular.
¿Se puede trabajar después de un ictus?
El ictus afecta de manera muy diferente a cada persona. Hay personas que pueden volver a trabajar nada más salir del hospital, sin embargo, habrá otras personas que no podrán hasta después de una larga rehabilitación. Incluso, habrá personas que, debido a las secuelas que les deja el ictus, no podrán volver a trabajar. En los casos donde si es posible poder reincorporarse a la actividad laboral, es altamente recomendable hacerlo, ya que favorece la autoestima y la capacidad de mejora.
¿Cómo detectar un ictus en un minuto?
Para detectar el ictus en un minuto, y con eficacia, es importante saber que los síntomas de ictus no son iguales para todas las personas, y que, además, acontecen de forma brusca y repentina. Si crees que una persona está sufriendo un ictus es posible que tenga parálisis facial, de manera que podemos preguntarle que gesticule o sonría para asegurarnos; también podemos pedirle que levante los brazos si vemos que pierde fuerza o presenta debilidad en un lado del cuerpo, del mismo modo que podemos hacerle preguntas sencillas para ver si presenta problemas de comprensión. No obstante, existen otros muchos síntomas que pueden aparecer de manera repentina y que es importante reconocer de manera rápida.
¿Cuál es el tiempo de ingreso por ictus?
El tiempo de ingreso por ictus, por lo general, suele durar varios días. Sin embargo, la duración de este ingreso depende del tipo de accidente cerebrovascular y de la rapidez con la que se haya acudido a urgencias. Además, el tiempo de ingreso también se ve afectado por el tratamiento que reciba el paciente, así como la edad o si sufre de alguna patología previa. Cada persona es diferente, de modo que el tiempo de ingreso para cada caso puede ser diferente.
¿Cuándo un ictus afecta a la vista?
Cuando una persona sufre de ictus se pueden desarrollar diferentes lesiones de carácter cerebral que desencadenan otro tipo de afecciones más graves. Estas consecuencias pueden afectar a la zona del cerebro que controla y recibe la información de los ojos, provocando lesivos problemas de visión. En ocasiones es posible que aparezcan incluso cataratas o glaucomas. Por ello, siempre es necesario acudir de manera rápida a urgencias ya que de no tratar a tiempo la enfermedad, se puede llegar a desarrollar ceguera.
¿Qué alimentos sirven para prevenir un ictus?
Uno de los aspectos más importantes para prevenir un ictus es llevar una vida sana y equilibrada. Para ello, es esencial ingerir alimentos de calidad y evitar todos aquellos que puedan perjudicarnos. Problemas como el colesterol pueden hacer que se produzca un ictus debido a que la grasa de las arterias restringe el flujo sanguíneo. Las frutas y las hortalizas son muy importantes ya que nos aportan vitaminas y minerales, la fibra ayuda a reducir el colesterol en la sangre, la proteína de calidad ayuda al mantenimiento de músculos y tejidos, las grasas y la glucosa son esenciales pero de alimentos de calidad, de modo que es recomendable evitar refinados y platos preparados, y, por último, hay que regular la cantidad sal para no aumentar la presión arterial. Además, la dieta debe ir acompañada de ejercicio suave y regular para tratar de prevenir de manera eficaz un ictus.
¿Se puede practicar deporte después de un ictus?
Muchos estudios han demostrado que la actividad física es altamente beneficiosa para las personas que han sufrido un ictus. Lo más recomendable es incorporarse a la actividad física cuando la persona esté estable y después de una valoración médica que lo determine. Se recomienda un mínimo de 3 días a la semana en sesiones cortas con una intensidad moderada, la cual se puede ir incrementando de forma progresiva. Todo ello siempre supervisado por un profesional con los conocimientos adecuados.
¿A qué edad te puede dar un ictus?
Por lo general, el ictus suele aparecer en personas mayores. A partir de los 55 años existe un mayor riesgo de padecer un accidente cerebrovascular de este tipo. Sin embargo, es posible, y cada vez más habitual, que suceda en personas jóvenes debido a los malos hábitos de vida y de consumo. Problemas como la hipertensión, el colesterol alto, o la obesidad acentúan el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular. Según cifras de estudios recientes, el riesgo de ictus se ha incrementado en un 25% en los últimos 20 años. Por ello, es muy importante llevar un estilo de vida saludable, ya que es la mejor manera de prevenir el ictus.